La información acerca del inicio de este hospital es controversial, sin embargo, en su Historia de Oaxaca, don José Antonio Gay, cita el contenido del Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico de García Cubas y la Historia bethlemítica de Fray Joseph García de la Concepción que atribuye a Don Bartolomé de la Cerda Benavente y Benavides, Obispo de Oaxaca (1639-1652), el inicio en 1640 de la construcción de una casa religiosa que “pudiese servir de hospital”, en la parte norte de la ciudad de Oaxaca junto al hoy Paseo Juárez.
La ermita fue destruida casi en su totalidad por un incendio el 14 de noviembre de 1665, siendo Obispo Fray Tomás de Monterroso y posteriormente fue reconstruida y dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe y aún inconclusa y junto con el sitio para la edificación de una escuela y un hospital de convalecencia, le fue entregada en 1686 a la Orden Betlemita a poco de su llegada a Oaxaca, por el obispo don Isidro Sariñana, y ese mismo año iniciaron la construcción del templo de Guadalupe, que quedó concluido en 1807.
Los fundadores fueron el prelado Fray Francisco de la Ascensión, Fray Juan de San Miguel, Fray Domingo de Jesús María, Fray Francisco de San Antonio y Fray Tomás de San Miguel.
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Para la construcción les fueron entregados mil 92 pesos, mismos que fueron gastados solo en el templo. Para sus obras también contaron con el apoyo económico del filántropo don Manuel Fernández Fiallo, quien aportó tres mil pesos, aunque Pedro Camacho, en su “Ensayo de monografía sobre los hospitales del Estado…” afirma que fueron treinta mil, para la conclusión del hospital.
Para su sostenimiento los betlemitas obtenían donativos de particulares y recursos procedentes de la hacienda de ganado menor Santo Domingo de Buenavista, así como del arrendamiento de inmuebles. Sus labores principales consistían en prestar asilo a convalecientes y pobres, así como educación básica a niños, a quienes se les enseñaban las primeras letras y el catecismo. Después de un período de bonanza que no duró más de un siglo, en el que se recibían 300 enfermos anualmente, el hospital entró en decadencia y, para 1787, el propio prelado señaló que su hospital había venido a menos.
En 1820 y como resultado de la supresión de la orden de los betlemitas por decreto de la corte española, el hospital quedó a cargo del Ayuntamiento, recibiendo los nombres de Hospital Civil, Municipal, de Sangre, Militar y aun como Hospital General.
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Siendo Gobernador del Estado el Lic. Don Benito Juárez, el 14 de agosto de 1857 expidió el Decreto No. 5, por medio del cual se dispuso la creación del Hospital en el antiguo Convento de Belén, dividido en tres departamentos: civil, militar y de sangre, sostenidos los dos últimos por el Gobierno estatal y el Ayuntamiento. El 19 de agosto de ese mismo año se publicó su Reglamento, que autorizó al Hospital como área clínica oficial para la enseñanza de la medicina, estableció la formación de una junta inspectora compuesta de tres individuos con cargo honorífico, uno de los cuales sería el Síndico del Ayuntamiento de la capital y garantizó la gratuidad de la atención a los pacientes “notoriamente pobres”.
En 1862 el gobierno federal reformó el edificio, dedicándolo a hospital civil el cual, en 1864, fue trasladado al Exconvento de San Francisco. En el año 1867 el edificio se utilizó como leprosario y más tarde se abandonó nuevamente. En ese estado el obispo don Gregorio Guillow lo adquirió en 1888 y lo reedificó, haciéndolo Colegio Seminario Mayor de la Santa Cruz. Posteriormente, el Gral. Jesús Agustín Castro, quien fue nombrado comandante militar y gobernador de Oaxaca en 1915, incautó el edificio al clero y lo destinó a hospital militar. En 1927 el edificio fue embargado por el gobierno federal y, entre 1943 y 1973 fue sede del Internado “Gral. Ignacio Mejía” y posteriormente de la Escuela Secundaria Nocturna para trabajadores.
Héctor Eloy Álvarez Martínez.
Corresponsalía Ing. Alberto Bustamante Vasconcelos