El Hospital de San Juan de Dios de Oaxaca
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Seminario de Cultura Mexicana: El Hospital de San Juan de Dios de Oaxaca

La ermita fue el sitio en el que, en el siglo XVI, se fundó el primer templo en Oaxaca, siendo sede de la diócesis de Antequera.


Templo de San Juan de Dios
Templo de San Juan de Dios

Oaxaca fue elevada a rango de ciudad mediante cédula real el 25 de abril de 1532 y el Papa Paulo III la erigió en sede episcopal el 21 de junio de 1535. Don Juan López de Zárate, primer obispo de Antequera, fue recibido en 1537 en la ermita de Santa Catarina Mártir que, según la tradición, estaba ubicada en el sitio en que el fraile Juan Díaz, capellán de la tropa de Francisco de Orozco, ofició la primera misa al pie de un árbol de huaje en la ribera del río Atoyac, a la llegada de los conquistadores al Valle de Oaxaca. La ermita, construida inicialmente de paja, fue el sitio en el que, en el siglo XVI, se fundó el primer templo en Oaxaca, siendo por ello la primera Catedral y sede de la diócesis de Antequera.

Al concluirse la nueva catedral, la anterior fue abandonada y luego, debido al terremoto de 1662, sus instalaciones quedaron en ruinas.

Por gestiones realizadas en 1698 por el capitán Antonio Díaz Maceda (o Masseda), quien había traído a los monjes de la Orden de San Juan de Dios a Oaxaca en 1669, se construyó en ese lugar un hospital y se reconstruyó el templo denominado de Santa Catarina Mártir. La obra fue autorizada en 1699 y su realización duró tres años. El hospital, atendido por los monjes juaninos, fue inaugurado el 6 de octubre de 1702, siendo comisario general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, fray Francisco Pacheco Montión. La obra tuvo un costo de 90 mil pesos, aportados en tres partes por el propio capitán Antonio Díaz Maceda, por el filántropo portugués don Manuel Fernández Fiallo y por las arcas municipales. Posteriormente, cuando sin autorización se convirtió en convento, dichas instalaciones se conocieron con el nombre de San Juan de Dios.

El primer directivo del Hospital, denominado con base en la legislación vigente “Hermano Mayor”, fue fray Juan de Loranca (o Llorenca) y el hospital, que inició con 12 camas, funcionó regularmente con 25 y en casos de epidemia se extendía hasta 60 camas. Fue construido con cantera de color rosa y tenía amplias instalaciones que incluían enfermerías, botica propia, corredores y área para enfermos externos, salas para terapia ocupacional, áreas administrativas y vivienda para seis frailes y un clérigo, así como una amplia huerta con árboles frutales diversos.

 

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El establecimiento prestó sus servicios eficientemente durante más de un siglo pues un informe presentado el 3 de marzo de 1774 por un visitador juanino, fray Pedro Rendón Caballero señala que había un adecuado abasto de insumos y “se habían recibido y curado 775 enfermos, de los que habían fallecido 73”, hasta que, debido a la saturación de sus servicios, falta de recursos, distracción de los monjes en otras actividades como la recolección de limosnas y su expansión monástica, la relajación de la orden de los juaninos, etcétera, fue cayendo en un deterioro progresivo de la atención a los enfermos.

Debido a lo anterior, en 1776 el ilustrísimo José Gregorio de Ortigosa envió un severo informe al virrey e intentó fusionar los tres hospitales existentes en la ciudad en ese momento (los otros dos eran el de San Cosme y San Damián y el de Nuestra Señora de Guadalupe) y desaparecer el de San Juan de Dios, lo que no pudo lograrse en un primer intento. Al suprimirse las órdenes hospitalarias por edicto real en 1820, los juaninos dejaron definitivamente la atención del hospital, el cual entró en franco deterioro. Durante el gobierno del Lic. Benito Juárez iniciado en octubre de 1847, y por el lamentable estado en que se encontraba el hospital, se reubicaron a los escasos enfermos existentes (cuatro enfermos “lazarinos”, como se les llamaba a quienes padecían lepra) y el edificio se remodeló para convertirlo en hospital militar.

En diciembre de 1864, el templo y convento fueron consumidos por el fuego provocado por un rayo y sólo quedó una capilla para el culto y el área del convento fue utilizada a partir de 1870 como mercado, inicialmente llamado “de San Juan”, luego “de la Industria” y actualmente denominado “Mercado 20 de Noviembre”. El templo fue reconstruido en 1887 y hoy se conoce como Templo de San Juan de Dios.

 

Héctor Eloy Álvarez Martínez.

Corresponsalía Ing. Alberto Bustamante Vasconcelos


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