Aunque la segunda ola de calor terminó este sábado, el bochorno aún se siente al interior del mercado Benito Juárez, donde Sergio, un vendedor de frutas y verduras, se apresura a quitarle las hojas a los rábanos. Los tubérculos le llegaron el domingo y este lunes ya estaban amarillas las hojas. Con los limones la situación parecía igual, pues ya estaban cambiando su aspecto.
El limón se mancha, los melones se chupan, los mangos se maduran y los plátanos se ponen negros. ¿Quién los va a comprar? Nadie”.
Las altas temperaturas de los últimos meses, que aumentan más con cada ola de calor, han dejado pérdidas incontables para locatarios como él. En otros locales, quienes atienden cuentan que prefieren tener o adquirir menos mercancía disponible que perderla si no se venden a tiempo.
Aunado al calor, tanto Sergio como otros comerciantes de este mercado, señalan que las bajas ventas no solo son por lo que causa el calor en la mercancía sino por la competencia que representan los puestos de frutas y verduras en la vía pública.
Bajar los precios tampoco ha funcionado para sacar la mercancía, pues la clientela no quiere productos con aspectos no tan atractivos.
Ya no le puedes bajar tanto porque todo está caro. Nosotros compramos y revendemos, no producimos”, explica.
Al ser un mercado y con locales de apenas unos metros, tener algún sistema de refrigeración para que las frutas y otros productos resistan el clima es imposible. Incluso, si se pudiera, el gasto sería mayor, dice Sergio, pues al pagar una tarifa comercial del servicio de energía eléctrica, sería muy difícil de costear.
En la Central de Abasto la situación es similar. En este sitio con varias bodegas de frutas y verduras que muchas compran para consumo propio o para revender, la pérdida o merma es alta.
Miguel Ángel Tolentino, del local 9 de la segunda nave, detalla que si antes de las altas temperaturas la merma era de un 5 al 7 por ciento, ahora es hasta del 15 por ciento.
Entre las verduras, hortalizas y demás, señala que las que se descomponen más rápido son las lechugas, por lo que deben venderse prácticamente en el mismo día en que se recibieron del proveedor.
Para disminuir las pérdidas, tanto él como otros comerciantes optan por adquirir menos frutas y verduras.