Apenas es lunes y el tráfico vehicular en el centro de la ciudad es imposible.
Más cuando integrantes del Frente Indígena de los Pueblos Olvidados de Oaxaca (FIPOO) y del Frente Juvenil Progresista obstaculizan el paso en las calles de Avenida Independencia y Crespo.
El sonar de los claxon se torna molesto cuando los urbaneros lo utilizan como táctica para presionar al automovilista de adelante y avanzar apenas unos metros.
La fila de unidades de motor es interminable en los alrededores del Jardín Morelos; el caos llega hasta el Jardín Sócrates, el calor de mediodía y la poca cordialidad de los conductores la vuelva una especie de selva de asfalto.
La veintena de hombres y mujeres acuden a la capital para exigir respuestas a sus demandas sociales.
Sus voceros añaden que la movilización es una medida de presión al gobierno de Oaxaca y de la capital, ya que no ha cumplido con compromisos pactados desde hace dos meses como lo fue la firma de convenio para dos obras de pavimentación.
De acuerdo con su versión, las obras se deberían llevar a cabo en San Martín Mexicápam, mismas que se tratan de una conexión de agua potable, pero al no haber avances decidieron bloquear calles.
Pero no todo termina ahí.
Los inconformes, de paso piden descuentos en el pago del predial para los integrantes de su organización, dado que muchos no cuentan con recursos suficientes para cubrir con dicho impuesto.
Exponen que la omisión de las autoridades correspondientes, los obliga como sectores sociales desprotegidos a movilizarse para ser atendidos.
“No hay otra forma, hasta no ven que por una casa se afecta a la ciudadanía hasta entonces responden”, dice el hombre de tez morena y sombrero que los organiza para colapsar la zona centro de la capital.
Apenas tres elementos de la policía vial buscan darle agilidad a un caos que comienza unos 300 metros antes y que para el mediodía se ha convertido en una bomba de tiempo.