Cuenta la leyenda que cuando Georg Friedrich Händel presentó su oratorio “El Mesías” en el Covent Garden de Londres, el 23 de marzo de 1743, el rey Jorge II estaba presente, y en el momento más solemne de la pieza, que se convertiría en el más famoso “Aleluya”, se levantó de su asiento, desde entonces, y siempre que “El Mesías” se representa en la ciudad del Támesis, todo el teatro se pone en pie en ese momento. Similar al escuchar nuestro “Dios Nunca Muere”.
Desde su estreno a mediados del siglo XVIII, “El Mesías” se ha convertido en una de las obras musicales más interpretadas de la historia. Varios directores han sido los conductores de tan magnifica obra, y con ellos siempre participan cuatro solistas, una orquesta y un coro profesional.
El autor nació en la ciudad alemana de Halle en 1685, y tras la muerte de su padre, empezó a viajar para intentar buscar un modo de subsistir. En 1710, el príncipe de Gale, le nombró al frente de su equipo de música de cámara, y esto le granjeó el favor de una parte de la nobleza británica, que financió algunas de sus primeras obras.
Sin embargo, en la década de 1740, Händel cayó en desgracia en Londres, y un noble le propuso viajar hasta Dublín para dar conciertos en varias instituciones benéficas. Fue allí, en la capital irlandesa, donde, preso de una extraña inspiración, consiguió escribir, en apenas 24 días.
El compositor alemán reutilizó para “El Mesías” algunas piezas escritas para otras obras suyas, aunque la pieza principal, el “Aleluya”, fue una composición original para esta ocasión. La pieza que más conmovió al propio Händel fue “Comfort ye, my people”, una canción que llama al consuelo y al recogimiento. Antes de su estreno, que se produjo en Dublín, el compositor realizó numerosas modificaciones del texto original, hasta el extremo de que los expertos consideran que nunca llegó a representarse “El Mesías” como su autor lo concibió.
Internamente, “El Mesías” está dividido en tres partes. Para escribirlo, Händel se inspiró en diversos textos sagrados, y en los evangelios. Se trata de una obra eminentemente sacra, que narra el nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Fue compuesta íntegramente en inglés, y mezcla música y texto, sin abusar de ninguna de las dos.
La primera parte cubre la anunciación de la llegada de Cristo realizada por varios profetas. Tras una sinfonía musical, el tenor canta una pieza fundamental, “Comfort ye, my people”, que expresa las buenas nuevas del futuro nacimiento del Mesías, seguido por “And the glory of the Lord”, la primera intervención del coro.
Inmediatamente después, se inicia la segunda parte, con la canción más larga y trágica de toda la obra, “He was despised”, interpretada por la contralto, y que refleja los sufrimientos por los que Jesús tuvo que pasar antes de su pasión y muerte, con un tono sombrío. Tras varias piezas en que la resurrección ya es un hecho, el segundo acto termina de forma triunfante con el “Aleluya”, que proclama “la resurrección del rey de reyes y del amo de amos”.
La tercera y última parte, que comienza tras una pausa técnica, tiene solamente nueve piezas, de las que cabe destacar tres. “The trumpet shall sound”, interpretada por el contrabajo acompañado por una trompeta, anuncia que, con el sonido de la última trompeta, los muertos se levantarán incorruptibles. “El Mesías” termina con el “Amén”, una canción sencilla pero llena de carga emotiva en la que suelen participar todos los presentes en el escenario.
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Escuchar la obra: https://youtu.be/2-QV_I-xseA?si=xsZdcQN2CPDm2XOD.
Héctor Eloy Álvarez Martínez/ Corresponsalía Ing. Alberto Bustamante Vasconcelos