La lápida Uno Mono (Ce Ozomatli), posiblemente de origen nahua, es la pieza central de una nueva exposición de objetos repatriados, que se presenta en el Museo del Templo Mayor. Se trata de un cilindro de basalto, donado al ex presidente Andrés Manuel López Obrador en septiembre de 2023, que destaca por su riqueza histórica.
Emiliano Melgar, reconocido experto en estudios de objetos de piedra, realizó un análisis meticuloso de esta pieza y reveló información crucial sobre las técnicas y herramientas utilizadas en su creación.
En la inauguración de la muestra, Patricia Ledesma Bouchan, directora del museo, destacó que el cilindro presenta la imagen de perfil de un cráneo zoomorfo que representa a un mono araña, adornado con un distintivo mechón de pelo.
“Este detalle no es fortuito; los artistas nahuas resaltaron tales particularidades en sus obras. Además, el numeral en la nuca del objeto sugiere que podría interpretarse como ‘Ce Ozomatli’ o ‘Uno mono’, una fecha significativa en el calendario adivinatorio nahua, asociada con personas con predisposición hacia los trabajos artesanales.
“Los estudios realizados por Melgar permitieron identificar las técnicas empleadas por los lapidarios de Tenochtitlan, quienes utilizaron herramientas de obsidiana para desgastar la piedra, dejando huellas microscópicas que son fundamentales para determinar el origen de la pieza.
“Este análisis permitió discernir si la lápida fue elaborada localmente o si su origen es foráneo, así como su datación en el periodo prehispánico. La iconografía y las marcas de trabajo en la piedra indican su probable procedencia, lo que añade una capa de significado y contexto a la obra”.
La inauguración también marcó la reapertura de la segunda etapa del edificio prehispánico nodal de la Zona Arqueológica del Templo Mayor.
La cubierta de esta sección se retiró en diciembre de 2023 debido a que parte de ella se derrumbó por una tormenta. El techo restaurado es más ligero y mejorará la preservación y el acceso a los vestigios más antiguos del Huey Teocalli, de Tenochtitlan, correspondientes a los adoratorios de los dioses Huitzilopochtli y Tláloc, de la llamada Etapa II (ca. 1390 d.C.).
Ledesma señaló que la muestra no sólo se centra en la lápida, sino que también incluye una muestra de tres valiosas colecciones repatriadas de Estados Unidos, recuperadas a través de operaciones encubiertas. Estas piezas, que abarcan objetos de piedra, cerámica, hueso y materiales orgánicos, forman parte de un lote de 103 elementos rescatados en Texas.
Otra pieza destacada de la repatriación es un incensario de filiación maya, entregado por una ciudadana norteamericana al Consulado de México en Austin. El objeto, adquirido en 2016, fue devuelto tras un incendio en la galería donde se exhibía, lo que marcó un hito en los esfuerzos de recuperación del patrimonio cultural mexicano.