Cerradas por más de un año a causa de la pandemia o aún sujetas a restricciones para la consulta de libros e incluso sin acceso al público por más de dos años, así subsisten las bibliotecas del estado de Oaxaca, principalmente en la capital del estado, en donde se estima la existencia de 35 espacios de su tipo. Pero incluso de tipo público o privado (como las que opera la Fundación Alfredo Harp Helú), o escolares (como las que tienen algunas escuelas secundarias y universidades), la pandemia ha afectado su labor.
En el Día Mundial del Libro, que se conmemora este 23 de abril, el panorama de las bibliotecas en la capital y el estado sigue siendo incierto a causa de la pandemia, pero también por el abandono de ellas. El gobierno estatal ha informado de dotación de libros a varias bibliotecas municipales, así como a salas de lectura. Sin embargo, la cifra del total de volúmenes y espacios beneficiados es incierta.
El impulso al ramo editorial, con publicaciones realizadas con recursos públicos, se ha frenado en la administración estatal 2016-2022. Solo en un año de los seis de este gobierno se ha emitido y concretado la convocatoria para la colección Parajes. Las otras dos colecciones, del Premio Internacional de Cuento, Mito y Leyenda “Andrés Henestrosa” y la “Colección Infantil y Juvenil” no se emiten desde 2016, último año de la pasada administración estatal.
En la recta final del actual gobierno, en el que la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta) ha tenido tres titulares (Ana Isabel Vásquez Colmenares, Adriana Aguilar Escobar y Karla Vilacaña Quevedo), no se contempla una nueva convocatoria.

Bibliotecas, entre el abandono y el cierre
El Plan Estratégico Sectorial de la administración estatal 2016-2022 señalaba en 2018 (durante la gestión de Adriana Aguilar Escobar al frente de la Seculta) que la entidad contaba para entonces con 476 Bibliotecas Públicas Municipales y una Biblioteca Pública Central. Es decir, de 570 municipios del estado, 94 carecían de una biblioteca.
Del total de bibliotecas de ese año, funcionaban 303 de manera básica, mientras que 126 no informaban actividades y, por lo cual, se desconocía su estado; las 48 restantes estaban cerradas.
Para octubre de 2020, ya en la gestión de Karla Villacaña, la Seculta informaba de la existencia de 482 bibliotecas municipales o comunitarias. Sin embargo, en varios casos, incluida la Biblioteca Pública Central de la capital oaxaqueña, la pandemia había llevado al cierre de sus salas. A más de dos años de pandemia, la Biblioteca Pública Central Margarita Maza de Juárez sigue cerrada, con la esperanza de reabrir en mayo.
Pero las públicas no fueron las únicas bibliotecas afectadas por la pandemia. Tanto las de universidades, como las de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca o la de la Beatriz de la Fuente (de la UNAM) han padecido las restricciones. Otras de tipo privado, como las BS y la Juan de Córdova, de la Fundación Alfredo Harp Helú, también tuvieron que cerrar y el acceso o consulta sigue marcado por algunas restricciones.
Las bibliotecas fundadas por el artista Francisco Toledo (del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, IAGO) también se ciñeron a las pautas de la pandemia.