La tarde de este viernes, la cotidianidad de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, fue violentamente interrumpida por un crimen que volvió a poner en el foco la crisis de seguridad en la región. Un joven mototaxista fue asesinado a balazos mientras participaba en un partido informal de fútbol en el campo deportivo de la colonia Lorenza Santiago. Perteneciente a la Séptima Sección de esta ciudad.
Según los reportes preliminares, hombres armados irrumpieron en el lugar aproximadamente a las 18:15 horas y dispararon de manera directa contra una de las personas que se encontraban en el juego. Con ello, generando pánico entre los asistentes. La víctima fue identificada como Ernesto Antonio S. P., de 28 años, conocido como “El Curuchi”.
Ataque directo y sin posibilidad de defensa
Los atacantes, cuya identidad aún se desconoce, llegaron al campo a bordo de un vehículo y ejecutaron los disparos sin previo aviso. “El Curuchi” cayó al instante con múltiples heridas de bala. El caos se apoderó del campo deportivo. Donde los presentes huyeron entre gritos y llamadas de auxilio a los cuerpos de emergencia.
Elementos de la Policía Municipal llegaron minutos después, confirmando que la víctima ya no presentaba signos vitales. El joven residía en la avenida Ignacio Allende, en la Sexta Sección. El cual se desempeñaba como mototaxista. Un gremio que en los últimos meses ha sido blanco de varios hechos violentos en la ciudad.
Narcomensaje y armas de alto poder: señales preocupantes
En la escena del crimen, los agentes de seguridad hallaron casquillos percutidos que corresponderían a armas de fuego de uso exclusivo del Ejército. Así como una cartulina con un mensaje que presuntamente hace alusión a conflictos territoriales entre grupos delictivos.
Aunque el contenido del mensaje no ha sido revelado oficialmente, las primeras líneas de investigación apuntan a una posible venganza relacionada con disputas por el control del transporte o del territorio en la zona.
Familiares retiran el cuerpo sin autorización oficial
Un momento tenso se vivió cuando familiares del fallecido irrumpieron en la escena del crimen. Y, sin esperar la llegada de peritos de la Fiscalía, levantaron el cuerpo y lo trasladaron por sus propios medios hasta el domicilio familiar. Policías municipales optaron por no intervenir para evitar confrontaciones mayores, pero el hecho dejó sin protección la escena del crimen, comprometiendo la integridad de la evidencia.
Este comportamiento, aunque entendible en un contexto de dolor, refleja la pérdida de confianza en las autoridades investigadoras y deja en evidencia la fragilidad del Estado en escenarios de violencia extrema.
La Fiscalía abre investigación sin detenidos hasta el momento
La Fiscalía General del Estado de Oaxaca informó que ha iniciado una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado. No obstante, hasta el momento no se ha reportado la detención de ninguna persona vinculada al crimen. Se espera que el narcomensaje y los casquillos recolectados ayuden a fortalecer las líneas de investigación.
La falta de capturas inmediatas, sin embargo, genera preocupación en una comunidad que se siente cada vez más vulnerable ante la violencia y la impunidad.
Preocupación creciente entre mototaxistas
Este crimen no es un caso aislado. Mototaxistas en Juchitán han sido víctimas de varios atentados en los últimos meses. Algunos trabajadores del volante aseguran ser blanco de amenazas o extorsiones, y piden al gobierno estatal y municipal medidas urgentes para garantizar su seguridad mientras ejercen su labor.
El uso de armamento de alto calibre en este tipo de ataques también ha provocado temor entre la ciudadanía, que observa cómo las disputas del crimen organizado escalan en frecuencia y brutalidad.
La violencia que descompone la vida cotidiana
El asesinato de Ernesto S. P. revela nuevamente una realidad cruda: ni siquiera un partido de fútbol, símbolo de convivencia y esparcimiento, está libre de la violencia en Juchitán. La irrupción armada en un espacio público, la presencia de armas militares, la intervención de familiares antes que autoridades y la aparición de mensajes criminales son síntomas de un deterioro profundo del orden social.
Finalmente, la justicia, la prevención y la recuperación de la confianza ciudadana son tareas urgentes. Mientras no se atiendan las causas estructurales del conflicto, la violencia seguirá encontrando escenarios donde manifestarse, incluso en los más inesperados