La poeta y escritora Lety Ricárdez Carrión encontró placer en la lectura desde pequeña. Se convirtió en el producto de las lecturas de su infancia; leyó mucho y eso le permitió descubrir su talento por naturaleza, “gracias a Dios en casa se leía mucho” comenta. Nunca ha tratado de escribir mejor que nadie, simplemente trata de hacer lo mejor que ella pueda, escuchando su voz interior de niña que su corazón alberga.
Su formación ha sido casi nula, no ha tenido que recurrir a alguna preparación, aunque siempre es preferible tener el respaldo de una lectura constante, afirma. Se le ha presentado la oportunidad de convivir, a través del Encuentro de Mujeres Poetas, con poetas muy valiosos; poetas laureados con mucha trayectoria, donde reconocían su aptitud y eso le ayudó a formarse mucho, han habido poetas importantes que le han dedicado tiempo para revisar sus obras, generosamente, sin cobrar.
Pese que la escritora siempre tuvo una mirada poética hacia la vida, se casó con un hombre que no le interesaba leer y para ella, la lectura no puede ser un placer solitario ni egoísta, que tú leas tiene que ser compartido y como a aquel hombre que se había robado el corazón de la poeta no le interesaba y ella no quería crear una separación entre ambos, se dio cuenta que, si quería caminar con él; tenía que olvidar lo que a ella le gustaba y así fue. La poeta reconoce que, no se amputó las alas, pero las dobló por un largo tiempo al ver el paralelismo que tenía con su esposo respecto a compartir el placer de la lectura.
Lety menciona la noche en que baja a su escritorio y se encuentra con la carta de uno de sus hijos, de Óscar, donde le decía: “mamá, como muchas otras noches bajé a leer lo que tienes guardado, lo que escribes, y tengo tres preguntas para ti ¿por qué no escribes más?, ¿por qué no muestras lo que escribes? y ¿por qué no firmas lo que escribes?, Posdata: no le enseñes esta carta a mis hermanos” y fue así como a los 50 años comenzó a escribir, inspirada por las palabras de Óscar.
El 19 de junio del 1998 se presenta su primer libro Pensamientos, en la Biblioteca Cantera Verde, a cargo del director Julio Ramírez, gracias a la intervención de Gloria Larumbe, Adela Sumanoy Rosy Palacios; amigas de la poeta, que en un acto de bondad decidieron llevar el libro a Arcelia Yáñiz para que el libro pudiera ser leído y presentado.
Para entrar en la atmósfera de la creatividad e imaginación, Lety tiene la capacidad de introspección y retrotraer los hechos hasta su momento, “yo creía que para lo único que servía era para escribir las cosas no como tenían que ser, no como me gustaría que fueran sino por cómo sucedieron o por lo menos como yo veía lo que había sucedido” agrega.
Adquiere malicia de escritor en el primer taller en el que estuvo, “todas las personas eran más jóvenes y es ahí donde empiezo a escribir de forma erótica, dejo surgir otra de mis facetas y empiezo a pensar con malicia de escritor, si antes la luz entraba, ahora la luz penetra y hago uso de mi imaginación para hacer trasmutaciones”.
Preguntando si sigue algún método para escribir, ella responde “mi método para escribir es de cantado: corrijo desde dentro y otras veces corrijo con los que me rodean y lo que más me sirve es, leyéndome en voz alta porque entonces me convierto en una lectora más exigente y si no puedo leer con ritmo y sin errores lo que escribo, quiere decir que no está bien escrito, la lectura en voz alta me permite ver eso y lo que yo quiero transmitir tiene que tener un ritmo”.
Estuvo mucho tiempo impartiendo catequesis con un grupo llamado “Familia Educadora de la Fe”, organización que forma líderes entre los jóvenes. Durante casi 20 años se ha dedicado al Encuentro de Mujeres Poetas y ayudar a Emilio Fuego; creador y organizador del encuentro allá en la Mixteca, para después ayudar a la organización del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes. Escribía para mujeres, pero gracias a su hija empieza a escribir poemas para niños.
Le encanta ir a trabajar con niños y jóvenes, que incluso paga por ir a leerles, menciona que, “teniendo los medios para vivir porque habría que poner precio a su tiempo”. En las visitas que realiza, acuden niños, jóvenes, padres y maestros; trabaja con todos para lograr mejores resultados. Con maestros y padres platica sobre la necesidad enorme que se tiene de fomentar la lecto-escritura en los niños, no sólo se trata que aprovechen la biblioteca escolar sino que a los niños también hay que ponerlos a escribir, hay que estimular su imaginación, no permitir que la imaginación baje la densidad de su luz; la densidad tiene que crecer.
“A través de esa temática que manejo, podemos ver cuando un niño tiene un problema, cuando tiene sufrimiento y dolor lo muestra ahí, y se le puede ayudar mejor”. Hace énfasis que le fascina ver a los niños escribir y que desafortunadamente para la cultura el presupuesto siempre está muy limitado y si por eso nos constreñimos a no hacer las cosas porque no hay por dónde, ella es un claro ejemplo que si cada uno de nosotros lo intenta sí se puede porque los niños gozan de la lectura.
