La circulación sobre la carretera federal 125 “Alfonso Pérez Gasga” se encuentra parcialmente restringida, luego de que un derrumbe en la Curva del Pájaro afectara el tramo que conecta Putla Villa de Guerrero con la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, en la región de la Sierra Sur.
De acuerdo con los reportes, el paso vehicular solo está habilitado en un carril. Lo que genera complicaciones para el tránsito, especialmente en horas de alta demanda o para el transporte de mercancías.
Labores de limpieza y rehabilitación en curso
Actualmente se desarrollan trabajos de evaluación, remoción de escombros y rehabilitación de la carretera, con el objetivo de restablecer por completo la vialidad. Sin embargo, no se ha precisado el tiempo estimado para la normalización del tráfico.
La zona afectada es conocida por su alta vulnerabilidad geológica, debido a las lluvias y a la inestabilidad de los taludes, por lo que este tipo de derrumbes no son aislados. A pesar de ello, la respuesta preventiva y de mantenimiento suele ser limitada y reactiva. Lo que agrava los efectos cuando ocurren emergencias como esta.
Llamado a la precaución y necesidad de infraestructura resiliente
Ante el riesgo latente y las condiciones reducidas de circulación, se ha exhortado a conductores, transportistas y población en general a tomar precauciones, usar rutas alternas si es posible, y seguir las indicaciones de las autoridades locales para evitar accidentes.
Este nuevo evento evidencia una vez más la urgencia de atender de manera estructural las condiciones de las carreteras federales en zonas montañosas, que suelen quedar expuestas a los embates climáticos sin la infraestructura adecuada para prevenir o mitigar riesgos.
Riesgo recurrente y comunidades vulnerables
La carretera 125 no solo conecta municipios estratégicos de la Sierra Sur, sino que es una vía vital para el acceso a servicios de salud, educación y comercio. Cada interrupción, incluso parcial, afecta directamente a comunidades rurales ya de por sí marginadas, limitando su movilidad y aumentando su vulnerabilidad económica y social.
Aunque la circulación no se ha cerrado por completo, el tránsito reducido implica demoras, mayor riesgo de accidentes y posibles pérdidas económicas para quienes dependen del transporte diario.
La gestión del riesgo no puede seguir improvisándose
Este tipo de eventos vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de un mantenimiento constante y una planificación preventiva real.
Finalmente, la gestión del riesgo no puede limitarse a actuar cuando los deslaves ya han sucedido, sino que debe incluir monitoreo permanente, obras de protección y sistemas de alerta comunitaria. Especialmente en zonas tan propensas como la Curva del Pájaro.