En un país donde la violencia de género sigue cobrando víctimas a diario, este caso estremece por su brutalidad. Una mujer embarazada fue asesinada en su domicilio con violencia extrema, perdiendo la vida ella y su bebé en gestación. Esta semana, un juez dictó auto de vinculación a proceso contra el presunto responsable, identificado como H.R.N.G., acusado de feminicidio agravado y aborto forzado.
El horror en casa: ¿cómo ocurrió?
Los hechos sucedieron dentro de una vivienda ubicada en la calle Victoria, en la localidad de Reyes Mantecón, perteneciente al municipio de San Bartolo Coyotepec, en los Valles Centrales de Oaxaca. Ahí fue localizado el cuerpo sin vida de R.H.A., una mujer en estado de gravidez, víctima de una agresión tan violenta como devastadora.
Los estudios forenses fueron contundentes: la víctima murió a causa de traumatismo craneoencefálico severo y asfixia por estrangulamiento mecánico. Además, se confirmó que la agresión le provocó la muerte al feto, al interrumpir el flujo de sangre entre la madre y el producto gestante.
Una investigación que apunta al feminicidio con agravantes
Tras el hallazgo, se activaron los protocolos especializados para investigar delitos por razón de género. Gracias a la evidencia recabada, el presunto agresor fue detenido y presentado ante un juez, quien, tras valorar las pruebas, ordenó su vinculación a proceso penal.
El juez impuso como medida cautelar la prisión preventiva justificada, y estableció un plazo de cuatro meses para el cierre de la investigación complementaria. La gravedad de los delitos –feminicidio agravado y aborto forzado– refleja no solo el daño causado, sino también el contexto sistemático de violencia que viven muchas mujeres en México.
No es un caso aislado: es un síntoma de una crisis estructural
Más allá del proceso judicial en curso, este crimen vuelve a poner sobre la mesa una realidad dolorosa: la violencia feminicida en México sigue siendo una emergencia nacional. Asesinar a una mujer por el hecho de ser mujer –y en este caso, estando embarazada– es un crimen que debería conmocionar y movilizar a toda la sociedad.
No es suficiente una vinculación a proceso. Se requiere justicia integral, garantías de no repetición, atención real a las víctimas indirectas y políticas públicas efectivas. Cada nombre, cada historia, cada víctima, exige más que palabras.
Finalmente, mientras el caso avanza en tribunales, la comunidad de Reyes Mantecón y los colectivos feministas exigen justicia real, no solo procesal. El dolor por la pérdida de R.H.A. y su hijo no puede ser silenciado en un expediente más. Se trata de vidas humanas arrebatadas por un sistema que aún no logra proteger lo más básico: el derecho a vivir sin miedo.