Mientras muchos celebran con abrazos, regalos y reuniones familiares, Agustín González Montaño vive otro Día del Padre en medio del dolor y la incertidumbre. Su hijo, Jesús Alejandro González Gómez, desapareció el 24 de enero de 2022 y desde entonces no ha parado de buscarlo. Para él, esta fecha es solo un recordatorio más del vacío que dejó la desaparición.
“Como padre no tengo nada que festejar por el motivo de que no encuentro a mi hijo”, expresa con voz firme y la mirada cansada, pero aún con esperanza.
Una búsqueda diaria que no cesa
Don Agustín participó recientemente en una manifestación en Oaxaca para visibilizar su caso y el de decenas de familias más que viven la misma tragedia. Acompañado de una cartulina, fichas de búsqueda y una caja de donas –que solía compartir con su hijo cada noche–, relató cómo comenzó su calvario:
“Mi hijo tenía la costumbre de llegar a casa entre 10:30 y 10:40 de la noche, pero ese día no volvió. A las 11 ya lo estábamos buscando. Esa misma noche dimos parte a la Fiscalía”.

Jesús Alejandro trabajaba como mototaxista en la colonia López Mateos, aunque su padre desconoce a qué sindicato pertenecía. Pese al tiempo transcurrido, no hay avances sustanciales en la investigación.
Denuncia la inacción oficial y exige resultados
A pesar de que han pasado tres años y cinco meses, las respuestas de las autoridades han sido escasas y frustrantes. Agustín critica la indiferencia institucional y la falta de resultados tangibles:
“Las autoridades no me dan una buena respuesta. Por eso seguimos haciendo manifestaciones, para que las autoridades se den cuenta”.
No obstante, reconoce el apoyo parcial que ha recibido de la Comisión Estatal de Búsqueda, particularmente de la comisionada Michelle Julián López, con quien ha realizado algunas diligencias. Pero eso no basta.
“Sí se ha dado a la tarea de buscarme, y hacer búsquedas por mi hijo y por otras personas desaparecidas. Porque no nada más es mi hijo, hay muchas personas desaparecidas acá en Oaxaca”, señaló.
Un llamado al país: “Que esto llegue a todos los rincones”
Con el paso del tiempo, Agustín ha comprendido que visibilizar su caso puede hacer la diferencia, por eso apela a los medios, redes sociales y a cualquier persona que pueda ayudar.
“Lo que busco es que esto se publique en cualquier lugar, en cualquier estado. Para que si algún día llegan a ver a mi hijo, así sea en la calle, hagan una llamada anónima a la Fiscalía o a la Comisión de Búsqueda”.
Incluso, él mismo ha comenzado a colaborar en la localización de otras personas desaparecidas:
“Nos hemos dedicado a buscar a personas también, así sean amigos o familiares de otros. Somos víctimas ayudando a víctimas”, dijo.
“Oaxaca es bastante peligroso”
Don Agustín no duda en señalar lo que muchos callan: la creciente inseguridad en el estado y la falta de garantías mínimas para las familias.
“Acá en Oaxaca sí hay personas desaparecidas. Que me disculpen las autoridades si no les gusta que se diga esto, pero es la verdad. Oaxaca es bastante peligroso”.
Finalmente, deja un mensaje que debería calar en todos los hogares:
“Si tienen un hijo o una hija, cuídenlos. Que los agarren de la mano, vean por ellos. Y los hijos también deben cuidar a sus padres. Porque vivir esto es un infierno”.
Una lucha que no termina
El caso de Agustín González Montaño representa a cientos de padres y madres que en fechas conmemorativas solo tienen ausencia y esperanza. En México, la desaparición de personas continúa siendo una tragedia persistente y, para muchos, invisibilizada.
Finalmente, en lugar de regalos, este padre pide justicia, empatía y voluntad política.
Porque como él mismo dice, “no tengo nada que festejar… solo seguir buscando a mi hijo, como si fuera el primer día”.
Con información de Adrián Gaytán