Las acciones emprendidas hasta ahora han sido insuficientes para concretar el derecho a aprender de las niñas, niños y jóvenes en la entidad, con el riesgo de que en este nuevo año lectivo tampoco reciban la preparación a la que tienen derecho. Enfrentamos serios retos, desde el promedio de escolaridad de 6.9 años; 8 de cada 10 jóvenes de 15 años no cuentan con los conocimientos y habilidades básicas al concluir la educación básica.
Las cifras son escalofriantes, pues sólo 2 de cada mil alumnos tienen resultados destacados y seis de cada 10 jóvenes no alcanzan el mínimo aceptable al terminar el bachillerato. Además de que el sistema educativo de Oaxaca se encuentra en el lugar 32 de 32 del país, tanto en primaria como en secundaria.
Por ello urge propiciar la reflexión sobre un problema nacional que ha sido relegado y sólo aparentemente atendido. Se trata de hacer efectivo el derecho a la educación para todos los mexicanos sin distinción ni exclusión de ninguna especie.
Posicionar el tema en la agenda de las políticas educativas con la intención de que se convierta en programas concretos y líneas de acción efectivas.
Es indudable que a medida que pasa el tiempo, aumenta el interés de los ciudadanos para que la calidad de la educación mejore, considerando la evaluación de las instituciones, la capacitación de los profesores, la mejora de los planes de estudio, así como la percepción en cuanto a las acciones que se deben realizar para la implementación de la reforma.
Garantizar una educación de calidad en Oaxaca es un desafío fundamental que requiere la colaboración de diversos sectores, incluyendo el gobierno, la sociedad civil, docentes, estudiantes y familias. La educación es un derecho humano y un pilar clave para el desarrollo social y económico de la región, por lo que es necesario implementar estrategias eficaces que atiendan las necesidades específicas de la población oaxaqueña.
Incendios forestales
Los incendios forestales son una amenaza creciente debido al cambio climático y la expansión de la actividad humana en áreas forestales. Combatirlos requiere una combinación de prevención, detección temprana, intervención rápida y el uso de nuevas tecnologías. Solo mediante un esfuerzo conjunto y el desarrollo de estrategias innovadoras será posible minimizar su impacto y proteger nuestros ecosistemas.
Representan una grave amenaza para los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades humanas. Su impacto puede ser devastador, destruyendo grandes extensiones de bosques, afectando la calidad del aire y contribuyendo al cambio climático. Para combatirlos de manera efectiva, es fundamental combinar estrategias de prevención, detección temprana y métodos de extinción avanzados.
Oaxaca es uno de los estados de México con mayor biodiversidad y riqueza forestal, pero también enfrenta un alto riesgo de incendios forestales. Debido a su clima, su geografía montañosa y la actividad humana, los incendios afectan cada año miles de hectáreas de bosques y selvas, amenazando el equilibrio ecológico y la vida de muchas comunidades.
Pueden tener causas naturales o humanas, entre ellas, los rayos pueden provocar incendios en zonas secas, la falta de lluvias y las olas de calor aumentan la inflamabilidad de la vegetación. Sin embargo, hay factores humanos que los pueden desencadenar, como cuando los campesinos utilizan el fuego para limpiar terrenos, pero cuando no se controlan adecuadamente, pueden salirse de control.
Otros más, la deforestación y expansión urbana: La tala indiscriminada y la construcción en zonas forestales alteran los ecosistemas y aumentan el riesgo de incendios. Así como el turismo irresponsable, cuyo descuido con fogatas, cigarros y basura inflamable en áreas naturales puede originar incendios.