Todo comenzó en 1492 cuando empezaron a llegar por las riquezas de los pueblos que milenariamente vivían en estas tierras. Los invasores eran gente de la península ibérica, primeramente, eran judíos que huían por la expulsión que habían ordenado los reyes de Castilla y Aragón, después, a partir del decreto expedido por la reina Isabel en 1499, que les daba la libertad a todas las personas que estando en las cárceles decidieran ir al continente Abyanahuac en calidad de colonizadores. Así que de esta manera han llegado y siguen llegando personas en búsqueda de un bienestar que le quitan a los habitantes ancestrales.
Cristóbal Colón venía en búsqueda de una ruta de navegación para llegar a la India, hizo todo lo que estuvo en sus manos para llamar a la gente “descubierta” indios. Finalmente, después de un largo proceso legal, los abogados de la corona lograron quitarle todos los beneficios que había acordado con la corona si llegaba a la India, porque se demostró que no fue así.
Pero en plena invasión, era lo de menos nombrar correctamente a los descubiertos e invadíos, porque hasta nuestros días, la gente blanca, las personas de razón, las que poseen el poder económico, político, educativo y cultural, nunca abordan el hecho de la invasión como una agresión injustificada, como un atentado a la justicia y a los derechos humanos, por el contrario, lo que ellos llaman el descubrimiento de América, es considerado un hecho heroico y una acción civilizadora. Desde hace quinientos años los extranjeros siguen llegando al continente a tomar lo que no es suyo, a depredar la naturaleza y a destruir las culturas ancestrales por su explotación, en nombre del progreso y el desarrollo.
El punto es que no se reconoce la existencia de una civilización ancestral mucho más avanzada que la europea. Sigue prevaleciendo los tres mitos de la colonización que justifican los delitos de lesa humanidad que siguen haciendo los invasores. Que los descubiertos no tenían alma y eran animales sin propiedad privada. Que los descubiertos eran agresivos, violentos y peligrosos, y que, los descubiertos eran demoniacos y herejes.
Estos tres mitos, además de justificar la invasión y la ocupación, subsumían a los pueblos violentados en un proceso permanente y sistemático de expoliación y exclusión. A los seres humanos descubiertos, invadidos y ocupados, se les sigue tratando como en el siglo XVI, sus leyes, sus instituciones y sus autoridades, producto de miles de años de desarrollo humano, los invasores de un plumazo los desaparecían. Lo importante para la colonización y neo colonización hasta nuestros días, es desaparecer a la civilización invadida, a sus pueblos, culturas y lenguas.
El objetivo del imperio anglosajón cristiano es negar la existencia de una civilización mucho más avanzada que la europea. Es decir, que una civilización poco evolucionada, sustentada en el despojo, la invasión, el comercio y la guerra, que ha sido y sigue siendo la cultura europea, pudiera ser comparada con la civilización del Anáhuac.
Si se compara la calidad de vida de un súbdito español en Madrid, contra la de un habitante de Tenochtitlan, en cuanto a calidad nutricional, sistema de salud, sistema educativo y organización, no puede existir comparación. Con mucho, la calidad de vida de un tenochca era muy superior a la de un madrileño. La forma de medir el avance cultural de los pueblos de Europa era su capacidad militar. En el Anáhuac, las armas que se usaban eran las mismas de la época de las cavernas.
El punto de esta entrega es observar cómo los descubridores e invasores se las arreglan para que no se nombre la civilización del Anáhuac. Y que sus hijos anahuacas no tengan memoria histórica e identidad cultural ancestral. Que están ajenos a su raíz y su esencia. El concepto de pueblos originarios es tendencioso e insuficiente porque, los demás pueblos del mundo, incluido los europeos, son también pueblos originarios.
No somos indios, indígenas, naturales, precortesianos, precolombinos mesoamericanos y prehispánicos, somos anahuacas y la civilización Madre es la del Anáhuac. Tratar de desaparecer una de las civilizaciones más antiguas y con origen autónomo del planeta es un crimen de lesa humanidad. Educayotl, AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.