El Imperio japonés tiene muchas deudas que pagar, por todos los actos de barbarie que hicieron a varios países de Asia en las dos grandes guerras. Mucho peor que los nazis, los japoneses de mentalidad guerrera imperialista, siguen con sus tropelías, como el saqueo permanente de las especies marinas de los países que tienen ricas costas, pero nula capacidad de detener esta depredación como la matazón de ballenas.
En las costas de Oaxaca estuvieron a punto de acabar con el caracol púrpura panza. Los japoneses poseen inmensos barcos fábrica que son acompañados de enjambres de barcos pesqueros que pasan su pesca a estas fábricas, que todos los pesados son industrializados sin ningún desperdicio, después de meses lo único que desembarcan del barco son latas.
Los japoneses con ejércitos imperiales invadieron a los pueblos de Asia, solo en China asesinaron a más de 17 millones de civiles, pero su barbarie llegó a todos los pueblos que estaban a su alcance, como Mongolia, Corea, Vietnam, Indonesia, Tailandia, y su ambición los hizo pretender apoderarse de Australia. El imperialismo como el nazismo, y el sionismo, son ideologías basadas en una supuesta superioridad racial, en la que los humanos del planeta somos animales, por lo que estos pueblos no tienen límites en sus barbaries.
Japón hoy vive una subterránea crisis de valores que se refleja en icebergs como el alto nivel de suicidios o el enloquecido consumismo. Pero, en fin, son los problemas de Japón que solo ellos los pueden juzgar y solucionar. El suicidio de Mishima Yukio en 1970 fue una dolorosa señal para el pueblo japonés de la tragedia que está viviendo.
Lo que no se vale es que un “criollo oportunista”, esté desde un supuesto púlpito de la “sabiduría y virtud japonesa”, diciéndonos “que debemos de aprender de la cultura japonesa”. Porque si algo podía servir de inspiración a los gobernantes japoneses, es que nuestro país no ha invadido a ningún país, ni ha tratado de ir a robarle sus recursos naturales a otro pueblo. Tal vez el apotegma de un anahuaca zapoteco sería de utilidad para el Sr. Kasuga Osaka, “Entre los individuos, como entre las naciones, el derecho al respeto ajeno es la paz” (Benito Pablo Juárez García).
De modo que lo que está haciendo “en el bosque”, el Sr. Kasuga Osaka, es andar prendiendo fuegos en lugar de apagarlos. Sí tuviera decencia y congruencia debería cerrar su “piquito de fuego” y dejar de estar dando consejos a los anahuacas. Que se dé por bien servido con la riqueza que le ha proporcionado este país y que deje de estar colonizándolo. Finalmente, el problema no es lo que anda diciendo este señor, sino que de manera acrítica lo estemos escuchando.
(Palabras del Sr. Carlos Kasuga Osaka http://www.youtube.com/watch?v=Jp1yl0JYawQ)