La fe se vuelca en la basílica de la Soledad
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Oaxaca

La fe se vuelca en la basílica de la Soledad

Cientos de feligreses acudieron este sábado con la imagen de la advocación mariana, la que consideran patrona de las y los oaxaqueños


  • La fe se vuelca en la basílica de la Soledad
  • La fe se vuelca en la basílica de la Soledad
  • La fe se vuelca en la basílica de la Soledad
  • La fe se vuelca en la basílica de la Soledad

Con flores y veladoras en mano, o con las bolsas que los han acompañado en el viaje, pero principalmente la fe, cientos de feligreses y peregrinos acuden ante la Virgen de la Soledad. La imagen los espera al fondo de la basílica, al santuario de la advocación mariana que en 1909 fue declarada “Patrona de Oaxaca”.

A los pies del Cerro del Fortín, el santuario erigido en el lugar en que se relata que apareció la imagen de la virgen en una caja (en 1543) llegan uno a uno o por grupos aquellos fieles que le agradecen por salud o le piden por ella. En la puerta principal del conjunto religioso, a oferta de flores, veladoras y dulces regionales enmarcan la tradición.

“¡Pase, tenemos lugares!”, gritan varios jóvenes de los casetas de nieves oaxaqueñas. “¿Flores para la virgen?” “¡Algodones de azúcar!” La sombra de tres enormes laureles y el aire que mueven sus hojas hacen que la mañana se sienta más fresca. O que el calor del mediodía se apacigüe.

Los cantos religiosos se escuchan hasta el atrio o el jardín Sócrates. Es la misa del mediodía y algunos se han tenido que quedar en la puerta para escuchar la celebración. Como la fe que los trajo desde varios pueblos, el cubrebocas es esencial para visitar a la imagen, para dejarle flores, una veladora o para poder acercarse a ella y tomarle una fotografía.

Muy pocos salen, pero son más los que entran y aguardan en los pasillos ante la ocupación de los asientos. Afuera, un grupo arma y levanta el castillo de varios metros de altura. Aquel que en su punta tiene la figura de una corona como la de oro que porta la virgen, pero de la cual estallará la pirotecnia durante la noche.

Como antaño, la virgen recibe a sus feligreses, a los creyentes que además de rendirle culto quieren guardar un recuerdo de la visita al santuario, a aquella construcción que demoró varios años y se concluyó en el siglo XVII.

Termina la misa, pero no la visita de la feligresía. Durante este día, el domingo e incluso el lunes, se espera el arribo de miles de creyentes a la basílica.

 


aa

 

Relacionadas: