Claudia Sheinbaum, presidenta electa de México, ratificó a Antonio Martínez Dagnino como jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT) en su próximo gobierno. La confirmación llega tras especulaciones que apuntaban a un deseo de continuidad en las políticas fiscales de la administración actual.
“Antonio se queda. Es un equipo honesto y conocen bien las finanzas públicas y nuestro proyecto”, declaró Sheinbaum durante una entrevista con medios, asegurando que gran parte del equipo de Hacienda continuará en sus funciones.
Especialistas ya habían anticipado esta decisión como una señal clara de mantener la dirección actual del SAT, que ha logrado significativos avances en la recaudación de impuestos bajo el liderazgo de Martínez Dagnino. “Esperamos más cercanía con los contribuyentes para mejorar en beneficio de todos”, comentó Rolando Silva Briceño, vicepresidente fiscal del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), en agosto pasado.
¿QUIÉN ES ANTONIO MARTÍNEZ DAGNINO?
Licenciado en Contaduría y Maestro en Finanzas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Martínez Dagnino cuenta con más de una década de experiencia en el Sistema Financiero Mexicano, así como en Política Fiscal y Tributaria dentro de la Administración Pública Federal.
Su carrera incluye una importante trayectoria en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), donde trabajó en áreas clave como la auditoría, supervisión y análisis de instrumentos financieros. En diciembre de 2018, al inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, fue nombrado titular de la Administración General de Grandes Contribuyentes (AGGC) del SAT. En octubre de 2022, ascendió a jefe del SAT, tras la salida de Raquel Buenrostro, quien ahora será la secretaria de la Función Pública en el gabinete de Sheinbaum.
LOGROS BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE AMLO
Durante su gestión en el SAT, Martínez Dagnino ha logrado resultados notables. Según datos de la Secretaría de Gobernación, en su rol en la AGGC, recaudó 719 mil 832 millones de pesos en 3 años y 9 meses, superando en 107% lo alcanzado por la administración anterior en todo su sexenio. Además, logró reducir los tiempos de atención a contribuyentes en un promedio de 22 días, un 45% más rápido que los 40 días establecidos por ley.
Otra de sus contribuciones significativas fue la implementación de reformas en materia de impuestos sobre la renta y valor agregado, así como la publicación de las tasas efectivas de ISR para grandes contribuyentes por sector económico, permitiendo a las empresas medir sus riesgos fiscales y facilitar la autocorrección.