Desconfían migrantes de los Centros de Movilidad Migratoria

A 24 horas de haberse establecido un Centro de Movilidad Migratoria en las instalaciones de la central camionera de segunda clase, ubicada al oriente de Juchitán de Zaragoza, una gran cantidad de migrantes se mantiene en las inmediaciones del crucero principal en donde se ubican las terminales de autobuses, centros comerciales y áreas de servicios.

Y es que tan sólo el pasado lunes 25 de septiembre, autoridades de los tres niveles de gobierno habilitaron las instalaciones de la central camionera de segunda clase para que los migrantes puedan contar con un espacio amplio para pernoctar, tener baños y atención médica, sin que este lugar sea un albergue.

Pese a este esfuerzo, muchos migrantes simplemente no acuden a las instalaciones ante el temor de ser deportados o engañados, pues aseguran que en otros lados y en otras ocasiones les prometen mucho apoyo y a la mera hora no hay nada de cierto.

Sin embargo, en el Centro de Movilidad Migratoria habilitado desde el lunes, parten autobuses con destino como la Ciudad de México y la capital del estado, sólo para aquellas personas migrantes que se encuentran con regular estancia en el país, que esté acreditada o que tenga una regularización por razones humanitarias.

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Lo anterior ha generado que no todos los migrantes acudan a las nuevas instalaciones establecidas, algunos refieren no tener cómo comprobar su estadía en México; mientras que otros desconocen dónde les pueden dar el documento y otros prefieren estar cerca de las áreas de servicio y centros comerciales.

Y es que muchos indocumentados, ante la precaria situación económica por la que atraviesan, utilizan el crucero principal de Juchitán poder pedir algunas monedas o comida, otros más venden dulces o limpian parabrisas de los autos que transitan; otros más abren las puertas de las tiendas de autoservicio o deambulan por las calles en busca de algún apoyo.

Asimismo, hay quienes buscan seguir su camino sin perder más tiempo, como el caso de Susana que viene con su familia huyendo de Venezuela ante la precaria vida que llevaban, por lo que decidieron internarse en la selva de El Darién, una región selvática y pantanosa ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá.

Nosotros sí queremos esta ayuda, estamos esperando poder seguir, salimos de nuestro país y aunque no volvería, tampoco deseo que más gente pase por este lugar; en la parte de Colombia la gente es linda, pero en Panamá violan a las mujeres y hasta han matado a algunas personas, es muy peligroso, por eso no le desea a nadie pase por esto. No le pediría a nadie que lo haga y nosotros seguiremos hasta llegar a los Estados Unidos; viajo con mi esposo e hijos, todos estamos aquí, dejamos todo por esta esperanza”, apuntó la mujer migrante mientras esperaba abordar el autobús que los llevará a la capital oaxaqueña y posteriormente seguir su trayecto en busca del tan anhelado sueño americano.

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