Los pies fríos representan uno de los síntomas a los que no le prestamos atención y significará una señal de alarma para nuestra salud. Sin embargo, cuando la temperatura corporal desciende justamente en los pies, se puede deber a un grave trastorno ya que la vascularización de sangre servirá como señal.
Si bien especialistas sostienen que la temperatura de los pies y las manos, como ocurre con otras zonas alejadas del corazón, normalmente es algo inferior a la del resto del cuerpo, tener pies fríos puede significar un problema de salud en el sistema cardiovascular. Esto se debe a que si la sangre fluye sin problemas y no hay estancamientos por unas arterias elásticas, impulsada por unos músculos activos y un corazón competente, las extremidades difícilmente están frías.
En consecuencia, si la sangre llega con dificultad, por llevar ropa demasiado apretada, usar un calzado ajustado, por sentarse con las piernas cruzadas de forma habitual o consumir ciertos medicamentos (específicos) que dificultan la circulación, se presentarán los cuadros de pies fríos y perjudicarán la salud debido a esta temperatura. Lo mismo ocurre si en lugar de realizar actividad física o finalizar la ducha con agua fría para mejorar la elasticidad arterial, uno se abriga de forma exagerada, calienta en exceso el hogar y se baña con agua muy caliente.
Siguiendo esta línea, de acuerdo a expertos, el cuerpo cuenta con dos tipos de envolturas: una externa que aísla del ambiente y una interna que cubre las cavidades interiores del organismo, denominada mucosa. Ambas cuentan con una amplia red de capilares sanguíneos y al aumentar la sangre en la red capilar de la piel disminuye en la red capilar de las mucosas, y viceversa, afectando los pies fríos.
Por lo tanto, la salud necesitará de un equilibrio térmico del cuerpo, es decir, que se mantenga la temperatura normal de los vasos comunicantes. Esto deberá evitarse para que el sistema circulatorio no sufra daños que serán comunicados mediante los pies fríos.