Algunos perros adiestrados arriesgan su vida o su integridad física en su trabajo para detectar drogas o incluso explosivos con su potente olfato, pero pronto podrían ser sustituidos por robots que ya son capaces de percibir olores.
Investigadores de la Universidad de Tel Aviv lograron dotar a un robot del sentido del olfato utilizando un sensor biológico procedente de un insecto. El sensor envía señales eléctricas en respuesta a la presencia de un olor cercano, que el robot puede detectar e interpretar.
Los investigadores lograron conectar el sensor biológico a un sistema electrónico y, mediante un algoritmo de aprendizaje automático, fueron capaces de identificar olores con un nivel de sensibilidad 10 mil veces superior al de un dispositivo electrónico de uso común.
Los científicos que desarrollaron el robot afirman que “el cielo es el límite”, y creen que esta tecnología también podría utilizarse en el futuro para identificar explosivos, drogas, enfermedades, etc.
Los investigadores señalan que, en general, nuestros órganos sensoriales, como el ojo, el oído y la nariz utilizan receptores que identifican y distinguen entre distintas señales. A continuación, el órgano sensorial traduce estos hallazgos en señales eléctricas, que el cerebro descodifica como información.