Ha faltado eficiencia y eficacia en los gobiernos estatales y municipales para solucionar o por lo menos detener la crisis de vialidad en los últimos sexenios. Oaxaca es la única ciudad capital en el país que no tiene un libramiento, todos los transportes de carga pasan por la ciudad. Es también, la que no tenido un plan maestro para la vialidad. Y en general, las autoridades responsables, en vez de tener sentido común, tienen en el cerebro “sentido contrario”.
Cada sexenio y cada trienio, los problemas, las insuficiencias y la falta de interés político en servir a la comunidad en el terreno de la vialidad van de mal en peor. Ha faltado voluntad y responsabilidad política en materia de vialidad. En Oaxaca no existen estacionamientos gubernamentales para resolver este problema. Por ejemplo, se construyen edificios institucionales como los hospitales del IMSS, del ISSTE, el Hospital Civil o la llamada Ciudad Administrativa, sin contemplar la necesidad de estacionamientos.
La crisis por la falta de cajones para estacionarse en el Centro Histórico es permanente y las instituciones responsables no se hacen responsables. Por el contrario, además de no resolver inteligentemente el problema, ponen a los policías de tránsito a multar a las personas que se estacionan en lugares prohibidos, y que, por sentido común deberían regular y permitir que los ciudadanos encuentren cajones libres. Por ejemplo, para el hospital de IMSS no existe estacionamiento, pero enfrente se encuentra una primaria en la que no dejan estacionarse en sus aceras.
Los que han sido responsables de la vialidad en la ciudad, no solo han demostrado su incapacidad, sino también la corrupción en la que naufragan. Cada trienio los que llegan traen sus propias ocurrencias o negocios, que no resuelven, pero sí se llevan su mochada en las obras que ejecutan, como las pistas para las bicicletas que funcionan en ciudades donde existe una planificación integral, pero al implantarlas aquí, solo incrementan el problema. Se requiere un ombudsman de la vialidad, que supervise las ocurrencias y corruptelas de los jefes y policías de tránsito, que se la pasan hostigando a los ciudadanos. Se requiere mayor conocimiento y sensibilidad para atender el problema de la falta de cajones.
La ciudad se ha visto rebasada y cada día imposible de vivir en ella.
Otro problema son los mototaxis de los municipios conurbados, que son una verdadera plaga a la que ni a dios ni al diablo respetan. Generalmente están conducidos por jóvenes sin capacitación, sin licencia y que de manera irresponsable ponen en peligro la vida de los pasajeros. Nadie las puede hacer nada porque actúan como manadas gansteriles. Es urgente y necesario se intervenga en este problema.
El apartado de cajones para estacionarse en la vía pública, por personas que se creen dueñas del espacio, no solo ponen objetos para impedir o demarcar “su espacio”, y siempre con la amenaza cumplida de lastimar el vehículo que use su cajón particular. En la ciudad de Oaxaca las personas hacen lo que quieren porque no existe alguna autoridad que asuma la responsabilidad.
Finalmente, diremos que el policía vial, es la primera imagen del gobierno frente al ciudadano. Es el espacio más inmediato entre la política y la ciudadanía. No se puede exigirles a los policías que cumplan órdenes que carecen de sentido común y que son un abuso, no solo del policía, sino desde el gobernador, el presidente municipal y los mandos de la policía vial.
Oaxaca es un caos, no solo vial. Este caos se crea a partir de la incapacidad y corrupción de los funcionarios, pero también, de la misma ciudadanía. No existe una política del respeto a las leyes, reglamentos y funcionarios, comenzado por los policías viales.
Tal vez, podría ser la mejor y más importante obra de gobierno, que se enfocara a la educación cívica del ciudadano y a la capacitación de los policías viales y sus mandos. No es con multas abusivas como se puede avanzar para resolver estos problemas, sino con la sensibilidad y el uso del sentido común y la empatía con el ciudadano. Educayótl, AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado.