El quitarles peso específico a las normas locales puede llevarnos de manera irremediable a un destino centralista, respecto a la propuesta de reforma electoral propuesta por el ejecutivo federal, consideró Carolina del Ángel Cruz, integrante de la Asociación Mexicana de Consejeras y exConsejeras Electorales (AMCCE).
La también consejera electoral mostró algunas discrepancias con la iniciativa de reforma, la cual propone que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos absorba la facultad de libre determinación que tienen las entidades federativas para decidir la cantidad de integrantes de los municipios y de las alcaldías.
Señaló que la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 115 ya regula que los municipios tengan el número de sindicaturas y regidurías que la propia ley local determine.
“Y ello es así en función de la propia naturaleza del municipio libre, esta figura del municipio libre, que surgió sin duda de la lucha revolucionaria, La lucha revolucionaria está consagrada en el artículo 115 constitucional, que le da al municipio esa característica de libre, en relación a qué, pues con el propio federalismo”, dijo.
Anotó que nuestro federalismo por ende tiene que operar política, económica y socialmente bajo esos parámetros, ya que la base misma de la organización de los conglomerados nacionales es precisamente el municipio.
Subrayó que el desarrollo o atraso de los 2 mil 440 municipios con los que cuenta hoy en día el país habrá de abonar en el propio avance o estancamiento general de la nación”.
El federalismo implica que los estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, de conformidad con lo que señala el artículo 40 de la propia Carta Magna, les da, sí por un lado, la calidad de libres a los municipios, pero también de soberanas a las entidades federativas, reconoció.
Reflexionó en el centralismo, en esa forma de organización política que quiso ser impuesta desde el bloque conservador en la época de la lucha por la independencia de México, existió un solo cuerpo de leyes y el quitarle este peso específico a las normas locales puede llevarnos de manera irremediable a ese destino, a un destino centralista.
Comentó que al considerar solamente un aspecto estrictamente numérico, se corre el riesgo de demeritar las representativas a partir de la interculturalidad, que le es propia a nuestra nación, pero que solo es apreciable desde lo local.
