“Si cae uno de ellos, caen todos, hasta los policías”, advierte con preocupación Doña Mary como cariñosamente la llaman, quienes como ella, cada fin de semana acude a visitar a su familiar en la Penitenciaría Central o mejor conocido como Penal de Ixcotel.
Su temor no es para menos, dado que ante la contingencia, desconocen si al interior se han establecido medidas de prevención para evitar contagios por el Covid – 19 o nuevo Coronavirus.
De acuerdo al Diagnóstico Nacional de la Supervisión Penitenciaria realizado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), califica con 6.66 el sistema de cárceles del estado.
De igual manera detalla que el centro penitenciario ubicado a un costado de la 28 Zona Militar, presenta deficiencias para garantizar la integridad personal del interno, así como para garantizar una estancia digna, las condiciones de gobernabilidad y su reinserción social.
Actualmente su población es de 802 internos y cuenta con una capacidad para 850, no obstante a que hace apenas algunos años, la penitenciaría alcanzaba los mil 200 internos.
La CNDH advirtió en 2019, sobre las deficiencias en los servicios de salud de dicho centro penitenciario, por ejemplo; insuficiencia de programas para la prevención y atención de incidentes violentos.
Aunado a una insuficiencia de vías para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos, además de deficientes condiciones materiales e higiene de instalaciones para alojar a las personas privadas de la libertad y deficiencias en la alimentación.
Sin embargo, los familiares de los internos tienen una normal incertidumbre con la salud de quienes purgan una condena en dicho centro penitenciario, toda vez que no hay material de prevención o aislamiento.
Al lado, otra mujer comparte su preocupación, mientras espera el momento para ingresar y llevarle comida a su familiar, “nos han restringido el acceso argumentando riesgos para ellos, básicamente”.
Rosario es la segunda semana a la que acude sola para estar unas horas con su familiar quien purga una condena de varios años, “nos estamos lavando las manos al entrar, tienen una bandeja con agua y jabón, cubre bocas que traemos y nos hace un cuestionario médico”, detalla.
En su bolsa tejida con plástico de colores lleva una orden de arroz, sopa caldosa y el guisado de pollo que tanto le gusta a Juan, como llama a su hijo, “aquí voy a estar aunque nos corran, no tiene a nadie más y lo que pueda hacer por él, estará bien”, dice con nostalgia.
Al ingreso desde la pluma, a todo visitante se le solicita identificación oficial y ya en la zona de revisión, el personal de custodia lleva a cabo un rápido test para saber si se padece alguna enfermedad respiratoria, quien sí, es regresado de forma inmediata.
“Ni adultos mayores, niños o mujeres embarazadas, en esta fase de contingencia se ha limitado la visita a dos días y solo unas horas, no sabemos si se ha suspender más adelante, pero para evitar contagios ya tomamos las medidas correspondientes”, revela el oficial de guardia.