Hace tres años que comenzaron la venta de sus cosechas en las calles de la ciudad de Oaxaca y después en un espacio conocido como Alma Raíz, pero en el último mes se han instalado en el mercado orgánico El Pochote, en el barrio de Xochimilco.
Los agricultores Ricardo Barrios y Liliana Rasgado impulsan ahí el “Mercadito de frescos”, una iniciativa para promover la agricultura libre de tóxicos y el acceso a una alimentación sana y accesible.
Su trabajo en el campo tiene varios años, pero el cultivo en equipo lleva aproximadamente cinco y en ese andar han sumado a otros productores de los valles centrales, principalmente de la zona de Etla para comercializar lo que producen sin usar pesticidas o agroquímicos.
Al Pochote acuden generalmente los viernes y sábado. Ahí, los domingos llegan también productores de otras regiones del estado que son parte del programa Sembrando Vida.
“Lo que tratamos es demostrar que los valles centrales de Oaxaca tienen un potencial productivo muy amplio. Queremos tratar de dignificar la labor campesina a través de demostrar que se pueden cultivar muchos productos diferentes sin necesidad de agroquímicos. No ocupamos ni un sólo agro tóxico”, explicó Ricardo, quien en el estado de Puebla se dedicó a la siembra de hortalizas.

Al llegar a Oaxaca, cuenta que se percató que los principales cultivos en los valles centrales son de maíz y alfalfa para consumo de los animales y una mínima parte para consumo humano. A través del préstamo de un terreno en San Agustín Etla, empezaron sus pruebas logrando la cosecha de más de 17 hortalizas, entre apios, berros, brócoli, lechugas, acelgas, zanahorias y betabel.
En Santo Domingo Barrio Bajo, donde cultivan actualmente, han logrado más de 40 variedades de productos: maíz, nabos, apios, cilantro, higos, frutos rojos y otros. Incluso los arándanos, que se adaptaron a los suelos. Sin embargo, las plagas y las condiciones climáticas han sido los principales retos para asegurar las cosechas de cada temporada, una labor en la que también procuran que sean variedades nativas.
Pero para las ventas, otro de los retos, tuvieron que echar mano de las redes sociales durante la pandemia o de la venta en vía pública. En los últimos años, cada fin de semana vienen a la ciudad de Oaxaca para la venta con quienes ya los conocen o empiezan a saber de su iniciativa.
“Más allá del discurso de lo orgánico, tratamos de reivindicar el acceso a una alimentación de calidad porque el alimento sano debería ser un derecho, no una mercancía. Tampoco nos excedemos en los precios, tratamos de que sea accesible porque merecemos comer bien”.