En la conferencia La Mañanera del Pueblo de este 4 de diciembre de 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacó los avances en la reforma a la Ley de Aguas Nacionales. Uno de los pilares de su agenda en la Cuarta Transformación. La mandataria enfatizó la importancia de esta reforma para recuperar el control del agua como un bien nacional y garantizar que sea tratada como un derecho humano para todos los mexicanos. Sin permitir su mercantilización o privatización.
REVISIÓN DEL PASADO: LA PRIVATIZACIÓN DEL AGUA Y SUS CONSECUENCIAS
Durante su intervención, Sheinbaum criticó abiertamente el proceso privatizador que comenzó durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Cuando se le dio al agua una lógica comercial que permitió que los derechos sobre este recurso fueran cedidos a grandes intereses privados. La presidenta detalló cómo, durante esa administración, el agua fue tratada como una mercancía y cómo el registro desordenado de concesiones permitió que derechos de agua destinados al riego agrícola fueran transferidos a desarrollos inmobiliarios. Con ello, afectando directamente a los campesinos y comunidades rurales.
“La privatización que se instauró permitió que se vendieran o transfirieran derechos de agua sin control, lo que llevó a que muchos recursos hídricos estuvieran al servicio de intereses privados, y no del bienestar de la población”, afirmó Sheinbaum, apuntando a las fallas del sistema heredado.
LA NUEVA LEY: AGUA COMO DERECHO FUNDAMENTAL
Uno de los aspectos más destacados de la propuesta de reforma es el enfoque en reconocer el agua como un derecho fundamental de todos los mexicanos. La presidenta subrayó que el objetivo de la nueva Ley Nacional de Aguas es garantizar que cada mexicano tenga acceso al agua potable. Además de asegurar su uso de manera más eficiente y justa.
“Queremos devolverle al agua su carácter de bien nacional, asegurando que el Estado mantenga el control y la capacidad de regular su distribución, para evitar que continúe siendo tratada como una mercancía en manos de unos pocos,” explicó Sheinbaum.
UN DIÁLOGO ABIERTO CON EMPRESARIOS Y PRODUCTORES
La mandataria también destacó que, para llevar a cabo esta reforma, se está buscando el consenso de todos los sectores involucrados. Incluidos empresarios y productores agrícolas. Eduardo Tricio, empresario propietario de Lala, fue citado como ejemplo positivo de este enfoque. Tricio cedió al gobierno un terreno en la zona de Cuatro Ciénegas, previamente utilizado para la producción láctea, para ser gestionado por el Estado con fines de conservación y eficiencia hídrica.
“Queremos encontrar un camino en el que todos estemos de acuerdo, porque el acceso al agua no debe ser una disputa entre intereses, sino una garantía para todos,” destacó Sheinbaum.
LA PARTICIPACIÓN DE LA SOCIEDAD: UN CAMBIO IMPRESCINDIBLE
Sheinbaum concluyó su intervención reiterando que la reforma debe ir más allá de un cambio legislativo: debe ser un proceso inclusivo. Donde la sociedad participe activamente en la toma de decisiones sobre la gestión del agua.
“Si logramos que todos estemos de acuerdo, será un avance no solo legal, sino también social. La participación ciudadana es clave para que esta ley sea exitosa,” aseguró la presidenta.
En resumen, con esta reforma, el gobierno de Sheinbaum reafirma su compromiso de recuperar el control del agua para garantizar que el recurso esté disponible de manera justa, equitativa y sostenible para todas las mexicanas y mexicanos. Especialmente en un país donde el agua es un bien limitado y vital para el desarrollo. La nueva Ley de Aguas Nacionales no solo representa un cambio normativo, sino también un paso hacia un futuro más justo y sostenible para todos.