En México, el derecho al trabajo digno y socialmente útil está garantizado en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, debido a la complejidad de las relaciones laborales, este artículo no es suficiente para regular todos los aspectos del mundo del trabajo. Por ello, existe un marco legal específico que amplía estos principios: la Ley Federal del Trabajo (LFT), que establece los derechos, obligaciones y procedimientos relacionados con la relación entre empleadores y empleados.
Uno de los apartados clave de esta ley es el capítulo IV, titulado “Rescisión de las relaciones de trabajo”. Este apartado contempla las circunstancias en las que se puede dar por terminada la relación laboral, tanto por parte del patrón como del trabajador, sin que ello implique responsabilidad legal.
Despido justificado: lo que permite al patrón terminar la relación laboral
El artículo 47 de la LFT enumera las causas por las que un empleador puede rescindir un contrato sin incurrir en responsabilidad alguna.
Entre las más destacadas se encuentran:
• Faltas graves de conducta, como el acoso sexual, actos de violencia o amenazas dentro del entorno laboral.
• Presentarse al trabajo bajo los efectos de sustancias no autorizadas, a menos que exista prescripción médica.
• Actos deshonestos o faltas de probidad por parte del trabajador durante el desempeño de sus funciones.
• Inasistencias injustificadas, cuando estas son recurrentes o afectan el funcionamiento del centro de trabajo.
Este marco legal busca equilibrar la autoridad del empleador con la necesidad de mantener un entorno laboral respetuoso y funcional. Las causas mencionadas deben ser probadas y notificadas formalmente al trabajador para que sean válidas ante las instancias laborales.
Renuncia justificada: cuándo puede el trabajador terminar la relación sin perder derechos
Por su parte, el artículo 51 de la misma ley establece las situaciones en las que un trabajador puede decidir poner fin a la relación laboral sin que esto implique perder derechos como la indemnización. Algunas de las razones contempladas incluyen:
1. Engaño en el momento de la contratación, como promesas laborales falsas o condiciones distintas a las pactadas.
2. Violencia, acoso o malos tratos, cometidos por el empleador o sus representantes contra el trabajador o sus familiares.
3. Reducción salarial sin justificación, o el pago extemporáneo, incompleto o en condiciones irregulares.
4. Condiciones laborales inseguras, que representen un riesgo para la salud o integridad física del trabajador.
5. Actos que atenten contra la dignidad del empleado, ya sean exigencias, tratos o humillaciones en el ambiente de trabajo.
El objetivo de estas disposiciones es ofrecer herramientas legales al trabajador para protegerse ante situaciones que vulneren sus derechos o pongan en riesgo su bienestar.
Equilibrio y derechos: una relación laboral que puede terminarse legalmente
La LFT reconoce que la relación de trabajo no es permanente por naturaleza, y que su continuidad debe basarse en condiciones de respeto mutuo y cumplimiento de obligaciones. De acuerdo con el artículo 46, tanto el patrón como el trabajador pueden dar por terminada la relación “en cualquier tiempo”, siempre que se sigan los procedimientos establecidos.
Es importante mencionar que no todas las terminaciones laborales implican conflictos. Muchas veces se trata de decisiones consensuadas o de situaciones previsibles por ambas partes. Sin embargo, en los casos en que hay controversia, los trabajadores o empleadores pueden acudir a instancias como la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (PROFEDET) o a los tribunales laborales, donde se dirimen los desacuerdos conforme a la ley.
En resumen, aunque el artículo 123 de la Constitución establece un principio fundamental, es en la Ley Federal del Trabajo donde se detalla cómo y cuándo se puede terminar una relación laboral sin consecuencias legales. Ya sea por despido o renuncia, existen causas específicas que protegen los derechos tanto del trabajador como del patrón. Conocerlas no solo es clave para ejercer esos derechos, sino también para promover entornos laborales más justos, seguros y equitativos.