El transporte público en los Valles Centrales de Oaxaca continúa siendo una fuente de conflicto y molestia para la ciudadanía. A pesar del acuerdo firmado en noviembre de 2024 entre autoridades estatales y concesionarios, que autorizó el incremento del pasaje de 8 a 10 pesos con el compromiso de renovar las unidades del transporte urbano antes de concluir el primer semestre de 2025, no se ha cumplido.
En las calles de la ciudad de Oaxaca y municipios conurbados siguen circulando autobuses en condiciones deplorables: contaminantes, peligrosos y operados de manera irresponsable, en tanto, la Secretaría de Movilidad (Semovi), encargada de supervisar el cumplimiento del acuerdo, ha emitido múltiples comunicados advirtiendo sanciones, pero en la práctica no hay consecuencias visibles ni avances en la renovación del parque vehicular.
Unidades obsoletas y muertes evitables
Más allá del mal estado de las unidades, la problemática ha escalado al terreno de la seguridad pública. De acuerdo con registros hemerográficos y reportes ciudadanos, al menos 37 muertes han sido vinculadas directamente con unidades del transporte urbano entre 2022 y lo que va de 2025. Estas muertes son resultado de atropellamientos, imprudencias al volante y condiciones mecánicas inadecuadas.
El caso más reciente ocurrió el lunes 2 de junio, cuando un operador circulaba por Calzada Madero con la puerta abierta, acompañado por su ayudante. El joven cayó de la unidad en movimiento y fue arrollado por la misma unidad, en un acto de evidente negligencia. El chofer huyó del lugar.
Otro hecho que indignó a la ciudadanía fue el atropellamiento de una mujer de la tercera edad en el cruce de Las Casas y Díaz Ordaz. El conductor intentó huir tras el incidente, pero fue detenido por comerciantes del lugar que lo entregaron a las autoridades.

Incumplen acuerdos
En noviembre del año pasado, los concesionarios lograron la autorización de un aumento de tarifa bajo el argumento del alto costo de mantenimiento, combustibles e insumos. A cambio, se comprometieron a sacar de circulación las unidades más antiguas y sustituirlas por nuevas. Se fijó como plazo el primer semestre de 2025, sin embargo, al día de hoy, no hay evidencia pública de renovación masiva de unidades.
En lugar de camiones nuevos, los oaxaqueños siguen viendo unidades como la de la empresa Tusug, que recientemente fue grabada circulando en la calle Tinoco y Palacios dejando tras de sí una densa nube de humo negro, clara evidencia de un motor en pésimo estado y una verificación vehicular inexistente.
Asimismo, el caos vial que provocan las unidades urbanas se ha vuelto cotidiano. En zonas como la Central de Abasto, las prácticas ilegales son sistemáticas: se estacionan en doble fila, levantan pasaje en media calle, bloquean carriles y realizan maniobras prohibidas. Todo esto ocurre ante la indiferencia de agentes de tránsito, quienes rara vez intervienen.
Además, es común observar cómo los camiones circulan con las puertas abiertas, sin luces traseras, a exceso de velocidad y llevando pasajeros en las escaleras, una imagen recurrente que refleja la falta total de regulación y supervisión.
Mientras la Semovi y otras instancias de gobierno afirman estar trabajando en sanciones y operativos, la realidad en las calles es otra. Las unidades continúan operando sin cambios visibles, y los ciudadanos siguen pagando una tarifa alta por un servicio que no ha mejorado.