Mientras muchos niños y niñas se preparan para celebrar y disfrutar las fiestas navideñas, recibirán regalos, gozarán de alimentos y bebidas en las cenas de Navidad y Año Nuevo, otros, están destinados a trabajar sin descanso, más en estas fechas, para poder tener un bocado en su mesa.
Desde muy temprano, en el Zócalo de la ciudad oaxaqueña, la Alameda De León, el Andador Turístico, la Plaza de Santo Domingo y diversas calles céntricas, se aprecian decenas de infantes, en su mayoría de origen indígena, laborando.
Se le ve vendiendo artesanía, dulces o alguna otra chichería, con el afán de ganarse unos pesos y de ahí obtener una mínima ganancia para poder comer.
Muchas niñas, no sólo cargan con la mercancía que venden, sino con sus hijos, ya que se convertieron en madres desde muy pequeñas.
Aunque el trabajo infantil está prohibido, la práctica lejos de erradicarse, pareciera de cada día va en aumento.
La falta de empleaos bien gratificados, así como la falta de oportunidades, hacen que muchas familias tengan que poner a trabajar a todos sus integrantes, entre ellos los infantes.
Por otra parte, muchos niños y niñas son víctimas de trata, ya sea de parte de personas ajenas o por sus propios familiares, quienes ven en los menores un jugoso negocio.
Por lo que, las autoridades deberían estar atentas ante estas circunstancias y frenar dicha forma de esclavitud.