Desde su creación en el siglo XIX, hasta la actualidad, el jean, hecho en denim, ha pasado de ser un pantalón resistente especial para los obreros a una prenda de uso diario esencial en todos los armarios.
Entre sus bondades está la resistencia del material que no puede ser comparado con otras telas; pero sobre todo la versatilidad que la prenda azul permite en términos de estilo y moda.
El jean, que fue creado en un principio como prenda de trabajo resistente para los mineros de San Francisco, Estados Unidos, ha sobrevivido más de 150 años como prenda y ha evolucionado en diferentes tendencias en el mundo de la moda.
Lo que no es muy conocido de la famosa prenda es el gran impacto ambiental que producirlo acarrea, lo que significa que es el segundo material, después de la producción de cuero, más contaminante de la industria textil.
A causa de que la resistencia del denim se debe al entretejido de hilos verticales, horizontales y transversales hechos en fibra de algodón, y que para obtener el característico color azul se deben teñir con índigo, el colorante que le da tono, los procesos son más largos que en la producción de otros materiales, por lo que el impacto ambiental es mayor.
Este impacto está fuertemente ligado a la cantidad de agua que es necesaria en los diferentes procesos de su fabricación, desde la misma cosecha del algodón, la materia prima, se consumen litros de agua.
“Para cada uno de los procesos se necesitan muchas cantidades de agua, no sólo en la fabricación de la tela, sino después, ya que el denim saldrá como una tela homogénea azul oscura y debe ser sometida a procesos de blanqueamiento y desgaste que le dan la apariencia deseada para la distribución, lo que implica el uso de más agua”, explica Camila Amaya, ingeniera textil con maestría en Diseño y Gestión de Procesos Industriales de la Universidad Pontificia Bolivariana.
“Hay que tener en cuenta que en cada lavada, normalmente, se pueden llegar a utilizar alrededor de 20 litros de agua por kilo de tela. Escalado a nivel industrial, el uso de agua es desbordado”, agrega Amaya.
Sumado a esto, grandes cantidades de material se pierden en la confección de las prendas (que van desde pantalones hasta chaquetas), además del desgaste o rompimiento a la que algunas son sometidas por cuestión de moda y los químicos que se les aplican para teñirlas son altamente contaminantes.
La preocupación por el impacto medioambiental que el denim genera ha ido en crecimiento en los últimos años. Tanto la industria, como los diseñadores han buscado formas alternativas como el upcycling que utiliza el reciclaje y la mejora del producto para la creación de prendas.
Panorama mundial
Los esfuerzos por mantener el famoso material de una manera mucho más sostenible han hecho que diseñadores emergentes busquen nuevas formas de uso.
La diseñadora sueco libanesa Nathalie Ballout y su marca homónima, son un claro ejemplo de ello. En 2016 creó una firma upcycling y su primera colección primavera-verano 2018 fue creada con base en base en jeans Levi’s viejos que recicló para convertir en chaquetas, monos y faldas denim.
Además de reciclar, el modelo de venta de Ballout en el que confecciona sobre medida hace que se generen desperdicios mínimos en el proceso de producción.
La marca Schnaider, liderada por los esposos Ksenia y Antón Schnaider entró en esta tendencia en el 2016, la colección ‘demi-denims’ se hace a partir de tejidos vintage reciclados. La marca ha reutilizado alrededor de 6000 pares de pantalones denim al año.
Entre los proyectos a futuro, la marca planea realizar una colección orgánica con tecnologías que reducen el uso de agua, químicos y algodón en la producción de las prendas.
La marca Façon Jacmin, creada por las hermanas gemelas Alexandra y Ségolène Jacmin, utiliza en sus colecciones el denim japonés, conocido por ser un tejido ceñido y del azul índigo original.
Para proveerse del material, ellas trabajan con una empresa japonesa que garantiza que las sustancias dañinas del producto estén por debajo de los límites establecidos y cuenten con sistemas de purificación de agua en sus fábricas.
La industria en Colombia
Colombia es reconocido a nivel mundial por la producción textil. Entre las principales empresas de la industria se encuentran Coltejer, Fabricato y Expofaro, las tres realizan productos denim y son proveedoras de la marca estadounidense Levi’s, por lo que hacen del país uno de los productores del material más importantes del mundo.
Es por esto que la preocupación por el impacto que genera la fabricación de denim también ha llegado al país. Y estas tres empresas, pioneras en la industria, se han preocupado por hacer la primera parte del proceso, la parte de la fabricación, mucho más sostenible.
“Desde la industria lo que se viene haciendo es reutilizar al máximo en cada uno de los procesos, ya sea en el baño de tintura o el agua que sale de los afluentes y minimizar el consumo de estos. También utilizar los nuevos procesos como el láser o el ozono que están ayudando a no utilizar cierta cantidad de agua para el desgaste o el blanqueamiento del denim” expresa Amaya.
Así, por ejemplo, la empresa Expofaro en el 2016 realizó para Levi’s un lote de bolsillos teñidos con tintes orgánicos a base de remolacha, lo que redujo drásticamente el impacto que produce teñir los productos.
Además, cuenta en su sección de lavandería con maquinaria de la empresa española Genealogy, que trabaja con ozono y realiza los mismos procesos de blanqueamiento y lavado sin necesidad de usar agua, sino la sustancia mencionada.
Por otro lado, Fabricato, que trabaja de la mano con Levi’s, hace 5 años sacó una línea del jean 501 (uno de los más emblemáticos de la marca), que no se tenía que lavar. El jean puede ser limpiado solo con antibacterial, lo que reduce el consumo de agua después de adquirir el producto.
“Si bien se han hecho avances significativos, falta mucho trecho. La industria textil es la segunda más contaminante del mundo y el camino es largo antes de poder llamar al denim sostenible” finaliza Amaya.