El comercio ambulante en la capital sigue copando espacios de la ciudad de manera anárquica, entorpeciendo la movilidad y cada vez se apoderan de banquetas y pasos peatonales de manera impune; en algunas zonas de la ciudad son señalados como parte de la inseguridad que priva en las calles.
Esta problemática ha desbordado la capacidad de las autoridades municipales, quienes han sido incapaces de regular la situación. Ahora, incluso los pasos peatonales y rampas para personas con discapacidad han sido invadidos, poniendo en riesgo la seguridad de la ciudadanía.
En muchas aceras de la ciudad, en esquinas es factible hallar una lona que impide el paso, una soga amarrada de algún poste o fachada para colocar objetos o para, igualmente, impedir el paso a transeúntes.
Una denuncia ciudadana enviada a la redacción de EL IMPARCIAL de Oaxaca señaló que, en el crucero de la Central de Abasto, una vendedora de frutas no sólo ocupa parte de la banqueta, sino que también se ha adueñado de un tramo de la calle Las Casas, que permanece cerrada por la instalación de puestos, mientras realizan trabajos al interior del mercado. Esos obstáculos obligan a los peatones a bajar al arroyo vehicular, o de la acera a veces ante la mirada impávida de policías o con la complicidad de estos.

Además, en esta misma zona, un registro con una tapa incompleta representa un peligro adicional para los transeúntes que podrían caer en este, lesionarse o ser víctima de un accidente.
Durante el recorrido realizado por El Mejor Diario de Oaxaca, se confirmó que en áreas alrededor de la Central de Abasto y el Centro Histórico los comerciantes ambulantes colocan sus carritos, sillas y letreros de manera imprudente en espacios diseñados para el tránsito seguro de las personas. Esto incluye rampas y banquetas destinadas a personas con discapacidad, exponiéndose a posibles accidentes.
Otra de las zonas con este tipo de afectaciones es el Centro Histórico, en los alrededores de los mercados Benito Juárez y 20 de Noviembre, lugares que hasta comercios establecidos ocupan para colocar sus anuncios publicitarios y colocarlos en la banqueta sin restricción alguna y mucho menos con impedimento de la autoridad.
Mientras que los automovilistas enfrentan sanciones económicas si bloquean accesos peatonales, no existe una regulación clara que castigue a los comerciantes ambulantes por estas prácticas. Esta falta de normatividad deja a los transeúntes en una situación de vulnerabilidad constante.

A ello sumamos lo señalado por administraciones previas, que muchos de estos ambulantes colocan sus vehículos junto a sus puestos por horas o días completos.
La situación se agrava con la existencia de otros obstáculos en las calles, como registros en mal estado, alcantarillas con desperfectos y bases de luminarias sin protección, problemas que deberían ser atendidos por las autoridades municipales.
Aunque organizaciones de la sociedad civil han intervenido para atender estos desperfectos con recursos propios, sus esfuerzos no son suficientes para resolver una problemática que requiere una solución integral y de fondo.
Ante este panorama, la ciudadanía queda en medio del conflicto pues no recibe atención de las autoridades municipales para garantizar la seguridad y el libre tránsito en los espacios públicos, así como una regulación que ponga orden al comercio informal en la ciudad.
