De mermelada de piña, de lechecilla o de coco, las tradicionales empanadas de ojaldre acompañan en Oaxaca a la celebración de Corpus Christi, una festividad católica que se estima se estableció en el siglo XIII en Alemania, pero que llegó a lo que ahora es México durante la colonización española.
Este jueves, diversas familias dedicadas a la venta de dulces regionales colocaron sus puestos de temporada cerca de los templos católicos de la ciudad de Oaxaca, en donde la celebración católica también incluye la elaboración de figuras de palma en forma de mulas. Esto último en memoria de la feligresía que antaño llegaba con sus cosechas para agradecer y ser parte de la fiesta.
El jueves de Corpus Christi, que viene del latín, alude al cuerpo de Cristo y se refiere a su presencia real en el sacramento de la eucaristía. Como señala el sitio web católico “Desde la fe”, se celebra a los 60 días del domingo de resurrección.
En la capital, las empanadas simbolizan ese cuerpo de Cristo como las ostias en la eucaristía. Por eso, está mañana los puestos se instalaron, como cada año, en los alrededores de los templos del centro de la ciudad. En las afueras de la catedral también se colocó un puesto, pero de las monjas que habitualmente se instalan los domingos.
Aunque la celebración es de tipo religiosa, también se ha popularizado entre otras personas que, aunque no practican la religión, se suman a la festividad consumiendo las empanadas.
A las afueras del templo del Carmen Alto, la señora María Georgina Barragán Santiago fue una de las vendedoras que continuó con la celebración desde su puesto de empanadas. Siguiendo el ejemplo de sus padres, que también elaboraban estos dulces tradicionales, llegó para ofrecer las empanadas rellenas de los sabores que se han acostumbrado por varios años: piña, lechecilla y coco.
Hace al menos 30 años que se coloca en esta parte de la capital para compartir un alimento elaborado de manera artesanal y con productos naturales.
Como este puesto, otros más se colocaron en el mercado Cuarto Centenario, en las escaleras de La Soledad, por el jardín Sócrates, y en la esquina de las calles Miguel Cabrera y Zaragoza, entre otras.
(Con información de Jesús Santiago y Adrián Gaytán).