Seminario de Cultura Mexicana: La música y el cerebro humano
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Seminario de Cultura Mexicana: La música y el cerebro humano

La música en general, se ha comprobado como beneficiaria para la salud, en especial es buena para el cerebro y el corazón


Foto: internet // La música y el cerebro humano
Foto: internet // La música y el cerebro humano

La música en general, y en particular la música clásica, se ha comprobado como beneficiaria para la salud, en especial es buena para el cerebro y el corazón. Se dice que sirve para reducir el estrés, mejorar el sueño, el estado de ánimo o que incluso ayuda a plantas y animales. La música clásica, en especial la barroca, ayuda a poner el cerebro “en modo alfa” mejorando así el enfoque, la concentración y la capacidad de aprendizaje. Algunos estudios han demostrado que puede regular los genes responsables de la función cerebral.

Al escuchar música clásica, el hipotálamo libera una neurohormona llamada dopamina que activa el placer en el cerebro. El cerebro lo libera durante actividades placenteras y escuchar música clásica es una de ellas.

La música clásica estimula áreas cerebrales que comúnmente se ven estimuladas por el lenguaje. Se atribuye a la música el mismo efecto que se produce cuando escuchamos una voz de otra persona, un efecto de calidez asociado a nuestras raíces como seres sociales.

La música influye en el estado de ánimo, complementa el tratamiento de enfermedades neurológicas, ayuda a combatir el insomnio, reduce el estrés y la ansiedad, estimula la creatividad, mejora el cerebro social y empático, favorece el aprendizaje, ayuda a la integración e influye en la sensación de felicidad.

 

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Existen numerosos estudios que muestran que la música clásica puede disminuir tanto la presión arterial como el ritmo cardíaco. Por ejemplo, el que fue realizado en 2015 por el profesor Peter Sleight de la Universidad de Oxford, que descubrió que escuchar piezas más lentas de Verdi, la Novena Sinfonía de Beethoven, así como de Puccini, disminuye significativamente la presión arterial.

En otro estudio, Hans-Joachim Trappe y Gabriele Voit demostraron que la música de Mozart y Strauss no solo redujo notablemente el ritmo cardíaco de los sujetos, sino también su presión arterial en casi cinco puntos sistólicos, lo que es mejor que algunos medicamentos.

Una investigación de Itao, Komazawa y Kobayashi en Scientific Research Publishing reveló que la música clásica mejoró la variabilidad del ritmo cardíaco, indicando una menor actividad del sistema nervioso autónomo, y, por lo tanto, menores niveles de estrés. También aumentó el flujo sanguíneo, así como la temperatura de la superficie corporal, que son signos de un estado de relajación.

Además, se ha demostrado una mejoría en el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), particularmente cuando se escuchan piezas como la “Música acuática” de Handel o los “Conciertos de Brandenburgo” de Bach. La música clásica ayuda a poner el cerebro en “modo alfa”, mejorando así el enfoque, la concentración y la capacidad de aprendizaje. Incluso se ha demostrado que regula los genes responsables de la función cerebral, según una investigación de la Universidad de Helsinki.

 

Mtro. Mario L. Palacios C.


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