El duelo terremoto que afectó al Istmo de Tehuantepec permanece en la fotografía
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El duelo terremoto que afectó al Istmo de Tehuantepec permanece en la fotografía

La fotógrafa Claudia Daowz ha realizado una serie de dípticos en los que se muestra el antes y después del terremoto que afectó al Istmo de Tehuantepec


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La noche del 7 de septiembre de 2017, Claudia Daowz se encontraba en el hospital civil de la ciudad de Oaxaca (el Aurelio Valdivieso). Cuidaba de su prima, quien se había accidentado y quedó en coma. “Fue muy duro, terrible”, recuerda la fotógrafa sobre el momento en que ocurrió el sismo de magnitud 8.2, el que devastó a la región Istmo de Tehuantepec. Mientras todos los médicos, enfermeras y demás personal corrían por los pasillos para salir del inmueble, Claudia y los familiares que velaban por sus pacientes se quedaron en los cuartos.

“Ninguno quiso salir. Nos quedamos aferrados a las camas y yo pensé que prácticamente iba a morir con mi prima”, recuerda Daowz. Su voz describe la experiencia que a dos años aún le genera ganas de llorar y miedo. Pero por sus palabras también resurge la decisión de no dejar ahí a su prima, sin importar lo que pasara.

En esos mismos minutos, en su región natal, el Istmo de Tehuantepec, otras familias pasaban por un momento similar. Varios estaban perdiendo a sus familiares y sus casas, las que se contaron por miles, pero aun con lo relatado en las noticias siguen sin superar lo visto por Claudia días después, a su regreso.

“Cuando llego al Istmo y veo la magnitud de destrucción del sismo, sentí un hueco tan grande al ver cómo tantas casas fueron afectadas, derrumbadas, demolidas”. Una de esas casas es la de doña Elena, ya fallecida, y de quien sobrevive su hija Elda. Claudia ha conocido a ambas y antes del sismo del 7 de septiembre ya las había retratado en el hogar que ha pertenecido a la familia, con la misma pared de fondo y el sillón, pero con algunos cambios en los retratos colgados en el muro.

Desde hace casi dos años, ni la casa ni la pared existen más, sólo parece resistir el sillón, el mismo en que se volvió a sentar Elda para ser retratada, nuevamente, por Claudia. Es una especie de “antes y después” del sismo.

A su vez, estas imágenes son parte de la serie En honor a la vida, en la que Claudia va siguiendo la vida de la mamá de Elda, la señora Elena, así como la vida de esta última. En las imágenes más recientes, “esa pared con los retratos de sus familiares, de sus antepasados, ya no está. Entonces doña Elda tiene doble duelo: la muerte de su madre y la desaparición de su casa”, narra Claudia sobre uno de los pares de fotografías que enlazan a Elda con otros habitantes del Istmo que perdieron sus casas en ese año, como los de San Blas Atempa.

Claudia vivió en ese pueblo del Istmo, también afectado por el terremoto y sus réplicas o los que siguieron por varios meses. Ahí había retratado a personas con quienes generó un vínculo emocional. Tras el sismo, varios colaboraron para los dípticos que como el de Elda muestran el antes y después de las casas que habitaron toda su vida, como don Moisés Valderrama, quien falleció un año después del terremoto; o el caso de una mujer cuyos retratos envuelven la creencia de que el ombligo ha de enterrarse en el lugar en que nació para que los últimos días de vida pasen en él.

“Recuerdo que en las noticias dijeron que fueron alrededor de 15 mil casas afectadas en el Istmo. Creo que las noticias se quedaron cortas y se enfocaron en lo que sucedió en la Ciudad de México”, señala la fotógrafa. Para ella, ver de cerca la realidad fue devastador, tal como lo veía en los rostros de sus conocidos, de quienes perdían su patrimonio, “esa casa que les fue heredada” y los recuerdos que se esfumaban entre los escombros del hogar en que se supone transcurriría el final de sus vidas.

“Duele, claro que duele”, reconoce la autora de las fotografías que quedan como testigos de ese antes y después del sismo de ese 7 de septiembre.


aa

 

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