La determinación de la fecha de la Semana Santa recae en la Iglesia, la cual se basa en principios astronómicos y en la tradición cristiana. El Domingo de Resurrección, punto culminante de la Semana Santa, siempre cae en el primer domingo después de la primera luna llena de primavera. Esta peculiaridad se debe a la relación con la Pascua judía, en la que se conmemora la muerte de Cristo, establecida desde los primeros tiempos del cristianismo.
El Primer Concilio de Nicea, en el año 325, estableció la norma de celebrar la resurrección de Cristo en un domingo para evitar la coincidencia con la Pascua judía. De este modo, se acordó que el Domingo de Resurrección sería el primer domingo después de la primera luna llena de primavera.
La fecha de la Semana Santa, por lo tanto, no sigue el calendario solar convencional, ya que el movimiento de la Tierra alrededor del sol no siempre coincide con la periodicidad de las lunas llenas. Además, la duración del año solar, de 365 días y seis horas, implica que cada cuatro años se debe agregar un día extra a febrero para corregir este desfase.
Aunque el equinoccio de primavera, marcando el inicio de la primavera en el hemisferio norte, generalmente ocurre entre el 19 y el 21 de marzo, su fecha exacta puede variar ligeramente debido a la complejidad del movimiento terrestre.
A pesar de estas variaciones, la Semana Santa se celebra siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril, en un ciclo que se repite cada 5.7 millones de años. Este año, según el calendario de la Secretaría de Educación Pública (SEP), las vacaciones de Semana Santa se extenderán del 25 de marzo al 5 de abril.
