El arte rupestre en las cuevas prehistóricas de los Valles Centrales de Oaxaca, ubicadas en el brazo de Tlacolula, se manifiesta a través de una serie de representaciones antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas, geométricas y astrales, de manera individual o colectiva; dichos motivos son estudiados por investigadores del proyecto arqueológico Paisaje, Arte Rupestre y Ocupación de las Cuevas Prehistóricas del Valle de Oaxaca (PAROCPVO).
La iniciativa, impulsada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con apoyo del Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías, es dirigida por el profesor e investigador del Centro INAH Querétaro, Carlos Viramontes Anzures, quien informó que durante la temporada de campo 2021 –realizada tanto en el Área Destinada Voluntariamente a la Conservación El Fuerte, en el ejido Unión Zapata, así como en la meseta de Caballito Blanco en Tlacolula– el equipo pudo registrar 28 sitios arqueológicos con motivos rupestres pintados o grabados.
Los primeros fueron hechos mediante técnicas como delineado, tinta plana, positivo, negativo, estarcido o la combinación de estas. Todas se produjeron a partir de la molienda de minerales rojos, combinados con aglutinantes, aplicados directamente a la roca con los dedos de las manos o pinceles hechos, posiblemente, de pelo de animal o fibras vegetales. En tanto, los grabados, asociados principalmente a espirales y círculos concéntricos, se elaboraron a partir de percusión, incisión y abrasión.

Durante su ponencia magistral Nuevas miradas al arte rupestre de las cuevas prehistóricas del Valle de Oaxaca, realizada en el Museo Nacional de Antropología, con la cual concluyó el ciclo académico del Tercer Encuentro Estudios sobre Prehistoria en América, vía remota, el arqueólogo refirió que se realizaron 156 calcos digitales de las pinturas rupestres asociadas a los 28 sitios registrados con fotogrametría y video, así como su caracterización por fluorescencia de rayos X y espectroscopía Raman e infrarroja.
Respecto a pintura rupestre, dijo, en el sitio El Campanario resaltan imágenes de manos al negativo con estarcido; esta técnica, explicó, se lograba expeliendo el pigmento directo con la boca o soplando con un canutillo, caña o hueso, pero también colocando el pigmento pulverizado en la mano y soplando directo a la roca provocando un efecto esténcil.
Por otro lado, en distintos soportes del cerro Danush, hay escenas de seres antropozoomorfos que parecen contar un relato; en la cueva de la Paloma resalta un ave que da nombre a esa oquedad, pero podría tratarse de un guajolote o chachalaca; y en la de los Machines se tienen diseños zoomorfos de cuadrúpedos, como cérvidos y felinos; fitomorfos, geométricos y abstractos, así como escenas con personajes antropomorfos, los cuales están en proceso de identificación, y cruces con contorno asociadas al planeta Venus.
Viramontes Anzures concluyó que, por el momento, no es posible determinar una datación precisa para las pinturas rupestres, pero será uno de los ejes a seguir en la próxima temporada de campo; se cree que todas son de época prehispánica y se relacionan más a los grupos de cazadores-recolectores; mientras que los petrograbados a sociedades agrícolas, a excepción de algunos casos específicos vinculados al periodo colonial.