En Oaxaca, salva telesecundaria triángulo dorado del tobalá
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En Oaxaca, salva telesecundaria triángulo dorado del tobalá

Un proyecto escolar para cultivar el maguey ha tomado grandes dimensiones gracias al boom de la bebida espirituosa; los enormes cultivos de tobalá han posicionado a Infiernillo como uno de los mayores productores


“Aquí tenemos las mejores plantas para el tobalá, hemos ido a Sola y no nos ganan, es bastantísimo lo que tenemos”, dice con orgullo don Julio Bolaños Villegas parado sobre el cerro de una comunidad que pese a su nombre, Infiernillo, se ha convertido en la tierra donde comenzó a sembrarse la salvación del agave potatoruum, uno de los más codiciados en la era del boom de la “bebida espirituosa de los oaxaqueños”.

Hace una década en estos montes los agaves silvestres se encontraban en un claro declive. Los productores debían caminar cada vez más lejos, hasta dos horas, para encontrar las plantas con las que por décadas produjeron uno de los mejores mezcales del estado… la salvación vino de una telesecundaria a unos cinco kilómetros de Infiernillo. Fue el proyecto de un profesor que buscaba legitimarse en una comunidad y las manos de una treintena de estudiantes que comenzaron a tratar al agave como a cualquier otra planta, que le quitaron lo silvestre y lo convirtieron en un cultivo. Sembraron semillas en pequeñas camas de tierra regadas por distintas partes de la escuela y con esas plantas llenaron los cerros. Hoy, resultado de este esfuerzo que comenzó en 2008, en esta zona conocida como el triángulo dorado del tobalá hay más de 70 mil plantas cultivadas bajo control y más de 10 mil diseminadas en las colinas.

Juyher Bolaños, el maestro que concretó el proyecto, andaba en busca de un proyecto que hiciera que los pobladores de San José de Minas voltearan hacia la escuela y creyeran de nuevo en el papel del maestro. La idea surgió, como muchas otras, después de beber un buen mezcal. “Probé un mezcal delicioso, me daban un poco y cuando preguntaba si había más me decían que no, que se había acabado”, recuerda el profesor que se convirtió en una especie de Quijote en lucha por sembrar agaves que la tierra misma se encarga de hacer crecer sin ayuda humana. Su idea fue vista, cuando menos, como innecesaria y a pesar de ello continuó.

La primera parte era esencial, conseguir las semillas del maguey. Formado como ingeniero en sistemas, sus conocimientos del campo eran pocos, “tenía que preguntar todo”, recuerda. “Yo quería ir a comprar semillas a la Central, decía eso y los alumnos se reían, me decían que para qué ir a comprar si aquí había”. Ese aquí eran parajes a los cuales se llegaba solo después de dos horas de camino.

Una vez con las primeras plantas sembradas, se necesitaba un lugar a dónde llevarlas, una tierra para hacerla reverdecer. En San José ni las autoridades ni los pobladores atendieron la solicitud de prestar sus tierras y Juyher debió pedir ayuda a su padre, don Julio, maestro jubilado entonces sin ningún interés en trabajar el campo.

Pese a la desconfianza inicial, don Julio permitió que se sembraran las plantas, sin esperar los resultados que diez años después ya le traen. Hoy Infiernillo se ha convertido en una comunidad buscada por grandes productoras de mezcal, donde don Julio siembra entre 7 mil y 10 mil plantas que cada año vienen de la telesecundaia. “Antes no venían porque había una que otra planta, había 20 o 30, ahora vienen porque se llevan 10, 15 toneladas, les conviene el viaje, si es poquito no, está re lejos, de pura gasolina cuánto se va de combustible, más los mozos”, señala don Julio.

El precio por un kilo de maguey es de diez pesos, “las que compran en Oaxaca son empresas grandes, creo, porque tienen dinero, si se llevan 10 toneladas son 80 mil, 100 mil pesos lo que pagan, aquí la gente no tiene eso”, agrega.

 

La escuela en el campo

Los estudiantes hacen aquí de albañiles, agricultores, recolectores, biólogos, vendedores por internet y patrocinadores de su fiesta de fin de año.

La siembra de agave se ha vuelto un complemento determinante para sus estudios. “Nos ha sido muy útil, porque ahora cuando ves un tema de biología te entienden, cuando manejas temas de bacterias, hongos, organismos benéficos, microorganismos, los relacionan rápido, ahorita ya saben qué es bactericida, fungicida, herbicida, los logran diferenciar; también pueden calcular cosas como la densidad de plantas, cuánto van a obtener por cama”, explica el profesor, que resalta que pese a las críticas que ha recibido el Proyecto de Transformación para la Educación de Oaxaca (PTEO) que impulsa el magisterio oaxaqueño, e éste se plantea como objetivo prioritario la vinculación de los contenidos escolares con proyectos productivos.

Los logros y los beneficios en la comunidad han generado cada vez mayor apoyo de autoridades y pobladores. Los estudiantes trabajan actualmente en un vivero construido con el dinero que obtuvieron por ganar en 2015 el segundo lugar del concurso Amanda Rimoch a la Educación Ambiental.

“Eso nos sirvió mucho porque entonces la gente te cree, el maestro ha tenido una figura en el estado que no nos hacen caso, el premio hace que el pueblo se involucre, nos dieron un terreno muy grande, de tanto que no querían darnos de repente nos dan muchísimo terreno”.

En ese terreno al final de cada ciclo escolar se cultivan mil 500 plantas de agave y se espera que el próximo año dé su primera cosecha. Los recursos que se generen por la venta de los magueyes sembrados se utilizarán para mejorar la telesecundaria que, por paradójico que resulte, en sus tres aulas no tiene una sola televisión.

 

Telesecundaria sin teles

El proyecto de siembra de agave se ha generado en una escuela que muestra la contradicción del sistema escolar en el estado. “Para conseguir un cañón hay que ir a la otra comunidad para pedirlo prestado, hacen falta televisiones, hay tres aulas y ninguna tiene tele”, señala el director de la telesecundaria Jorge Flores Reyes.

“Aquí las necesidades prioritarias son el techado de la cancha para las actividades deportivas y cívicas, también necesitamos el cercado perimetral. En cuestiones educativas tenemos varias computadoras, pero aquí funcionan solo algunas, poco nos ha ayudado el IEEPO” agrega el docente, quien junto a la profesora Ángela Bolaños Caballero y el profesor Juyher ha impulsado desde el principio el cultivo de agave.

“Todo lo que se ve aquí se ha construido con el dinero que llega al pueblo, a la agencia, el municipio no ha puesto un peso, lo único que ha construido el IEEPO fue el laboratorio, pero no tenemos reactivos para los experimentos”, señala la profesora Ángela.

 

El trabajo en el vivero

El vivero tiene una capacidad para cuatro mil plantas, que se venden tanto a productores de mezcal como a pobladores que han incursionado en la venta de agave.

Diego Rolando Santiago Ortiz es uno de los estudiantes de la telesecundaria de San José de Minas, quien cuenta que el primer paso es ir a recoger las semillas del agave. “Vamos como a dos hora de camino al cerro que se llama Peña del Sol, traemos la semilla, cada alumno trae dos costales de abono por bimestre, hacemos la composta y hacemos los semilleros”.

En el semillero, nos cuenta, tarda de 12 a 15 días para que germine la planta y cuando tiene dos hojitas se coloca en una bolsa. “Aquí las cuidamos, tarda un mes en alcanzar otro tamaño, en el vivero se quedan como cinco meses. Después algunas las sembramos en la parcela escolar, otras las vendemos”.

“Los ingresos del vivero son para la tesorería de los grupos, no para el comité de los padres ni para los directivos, nadie los toca, ellos determinan para qué lo van a utilizar”, completa el profesor Juyher.

Las prácticas del vivero han sido replicadas por otros pobladores, desde egresados de la telesecundaria que tienen 4 mil plantas, hasta madres solteras que participan en la producción de agave.

Los estudiantes de la telesecundaria se han interesado en continuar sus estudios en la Universidad Autónoma Chapingo, en un curso de siete años que integra bachillerato y universidad. En ese programa se han inscrito alrededor de 30 egresados de diversas generaciones.

 

Va CIDIIR, por conservación  del agave

Dada la relevancia del cultivo de maguey y la cantidad de plantas que se han sembrado, esta región ha sido seleccionada por investigadores del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional del Instituto Politécnico Nacional (CIDIIR-IPN) para impulsar un proyecto que lleve a otro nivel la reforestación de los agaves y garantice su conservación y propiedad.

El proyecto, coordinado por los doctores Gabino Martínez Gutiérrez y Cirenio Escamirosa Tinoco, busca a través de una convocatoria de Sagarpa un financiamiento de alrededor de 20 millones de pesos que serían utilizados para la creación de un banco in situ para la conservación de germoplasma.

En el banco, tras la identificación y caracterización de los diversos agaves que existen en esta región, se cultivarán muestras para garantizar su persistencia en el ecosistema.

“Si no empezamos a cuidarlo va a haber una erosión de las semillas, del germoplasma, así como se comenzó el proyecto de sembrar agaves, ahora hay que iniciar con el proyecto de conservación de germoplasma, es un tema muy importante porque con el boom del mezcal Oaxaca corre el riesgo de perder sus semillas, como está perdiendo con el maíz, ahora consumimos maíz transgénico”, explica Martínez Gutiérrez.

También se impulsará el manejo agroforestal de los agaves para la reforestación de suelos, un proyecto en el cual hay muy pocos avances en la entidad. “El gobierno no ha hecho ningún ensayo de siembra agroforestal, han creado viveros, particularmente la Secretaría de Economía estatal y CDI, pero a nivel de grupos no se ha hecho un ensayo con los bienes comunales, que serían los directamente involucrados en un proyecto de reforestación como el que se hace con los pinos”, señala el investigador.

Como parte del proyecto del CIDIIR también se apoyarán investigaciones en innovación de nuevos usos del agave y su comercialización, además de métodos para control de plagas y georreferenciación de zonas productoras.

Otro objetivo de las investigaciones realizadas en el Politécnico es la obtención de una indicación geográfica del mezcal tobalá, lo cual permitiría que únicamente los pobladores de esta zona pudieran comercializar esta bebida a nivel mundial.

 

Nobleza del agave

El agave potatorum es endémico de Oaxaca y su zona principal de producción es la región que comprenden los municipios de San Antonio Huitepec, San Pedro Teozoacoalco y San Miguel Piedras, “aunque no es muy conocido nuestro mezcal, no se ha difundido, nosotros producimos puro tobalá, netamente orgánico, no le ponemos fertilizante, nada, es del suelo”.

La tradición marcaba que en estas tierras la planta era de quien la buscara y la encontrara. Sin devolver nada a la tierra, sin semillas nuevas ni tiempo suficiente los cerros quedaron desiertos y los productores tuvieron que caminar cada vez más lejos para encontrar la planta mezcalera.

La nobleza de la planta, “que no se seca, no requiere de muchas plantas buenas, hay unas que sobre las piedras las siembran y crecen” generó que su población decayera.


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