No es extraño que las personas que un día empezaron a correr para moverse más o liberar el estrés acumulado de la vida diaria, creen un hábito y se sientan motivadas a incursionar de lleno en el running.
Por lo general, esta transición va de la mano con el entusiasmo, pero también implica una búsqueda de información, por ejemplo, del equipo que se va a utilizar y, sobre todo, de cómo empezar y mantener la disciplina. Si tú te encuentras en una situación así, nuestra nota será un buen punto de partida. ¡No te la pierdas!
¿Cómo puedes empezar sin lastimarte?
Es entendible que te sientas emocionado, no obstante, debes tener presente que el cuerpo tiene límites claros que necesitan ser respetados. Por ello, lo ideal es que empieces con una rutina progresiva: camina a paso firme durante varios días seguidos, ten breves periodos de trote en superficies regulares y evalúa tus reacciones en términos de fatiga y tensión.
También es importante que antes de cada sesión hagas un calentamiento en el cual movilices articulaciones, actives la zona media y prepares los músculos; al terminar, no olvides dedicar unos minutos a soltar el ritmo con caminata ligera, de ese modo, marcarás una diferencia real en tu recuperación posterior.
Y, justamente, algo que no es recomendable dejar en segundo plano es el descanso. En lugar de correr a diario, alterna días de actividad con jornadas de recuperación activa, ya sea caminando o haciendo estiramientos. Tu progreso no depende de la velocidad o la distancia que recorras, sino cómo va respondiendo tu cuerpo.
Utiliza el calzado correcto
Elige con cuidado tu primer par de tenis para correr. Si te guías únicamente por la estética y adquieres unos que no tienen las características adecuadas, entonces tu rendimiento se verá limitado, o bien, podrías notar molestias en rodillas, tobillos o espalda baja.
Los modelos diseñados para hacer running tienen una estructura que distribuye el impacto, lo cual se traduce en una mejor transición de cada pisada y en una mayor estabilidad al despegar el pie del suelo. Asimismo, se aconseja que el ajuste del upper (la parte superior del par), sea flexible, transpirable y se adapte sin generar puntos de presión.
Dentro del catálogo actual de PUMA, es posible encontrar opciones como los Deviate NITRO™ 3, cuyo diseño incluye una espuma de doble densidad y una placa compuesta que aporta rigidez moderada sin restar flexibilidad, perfecta para corredores que aún están explorando su estilo de pisada.
Para quienes priorizan la comodidad por encima de la velocidad, destacan los tenis MagMax NITRO™, disponibles para mujer y hombre, pues no solo ofrecen amortiguación elevada, igual que una respuesta suave, igualmente están pensados para absorber el impacto sin que eso signifique una sensación pesada al correr.
¡Una buena elección te abrirá la puerta a una experiencia más segura!
Ropa, clima y constancia
Tenis esto, tenis lo otro, pero, ¿y la ropa? El material, el ajuste y hasta el tipo de costuras tienen un impacto en el desempeño de cada carrera. Es necesario que las prendas no creen fricción, ni obstaculicen el movimiento y que faciliten la regulación térmica: una camiseta transpirable, shorts sin costuras internas y calcetas con compresión ligera serán tus mejores amigos.
Recuerda que la temperatura, la humedad y la calidad del aire condicionan el esfuerzo corporal, por lo tanto, resulta valioso ajustar el ritmo según el entorno e hidratarte antes, durante y después de la actividad.
¿Qué pasa con la constancia? Correr unos días al azar no construye un hábito. Concéntrate en establecer una frecuencia, aunque sea baja, de dos o tres veces por semana para generar adaptación. Si anotas qué días entrenaste, cómo se sintió el cuerpo y qué tipo de sesión hiciste, tendrás una visión de tu avance, incluso si todavía no se mide en kilómetros o tiempos.
Lo que sigue después del primer mes
Justo después del primer mes es cuando empieza el verdadero proceso de consolidación: tu cuerpo ya reconoce el patrón del esfuerzo, las molestias frecuentes comienzan a desaparecer y la sensación de progreso se vuelve más tangible.
A partir de este punto, no tienes que confundir adaptación con estancamiento, tampoco obsesionarte con correr más rápido o más lejos, sino enfocarte en la calidad de cada sesión, es decir, en cuánta energía conservas al final o qué tanto se ha mejorado la postura al correr.
Prueba realizando sesiones con entrenamientos cruzados como bici estática o ejercicios de fuerza funcional para activar otros grupos musculares y reforzar tu resistencia, así como alternar entre pista, asfalto, parques o senderos para que no te quedes en la monotonía y tu interés se mantenga vigente.
No menos importante es verificar que tu calzado y ropa no tengan signos de desgaste y, por supuesto, fijar objetivos realistas; por ejemplo, correr sin pausas durante cierto tiempo. Una meta, por modesta que sea, va a contribuir a que seas más constante.
Ahora, es momento de que pongas en práctica lo que te compartimos en la nota y que disfrutes todos tus avances, entendiendo que tu vínculo con el running se debe basar en el tiempo que la sostengas. Lo demás llega solo, ¡esta es tu señal para iniciar!