La semana pasada, los predios propiedad de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca ubicados junto al Estadio Eduardo Vasconcelos fueron cerrados para la construcción de un nuevo estadio, una despedida agridulce para los practicantes del rey de los deportes ya que este acto deja sin sede al sector amateur.
En los últimos días, al diamante arribó un equipo de obreros que ya trabaja en el lugar donde se encontraba la lomita del anexo A, realizando excavaciones, con ello, los encuentros ya quedaron suspendidos.
Al respecto, el periodista especializado en rey de los deportes, Samuel Marcial Ramírez, dijo que el parque Lic. Eduardo Vasconcelos fue inaugurado en 1950, “yo comencé a jugar en 1967 y ya estaba tanto el parque, como los anexos, de manera personal las instalaciones universitarias y el béisbol profesional se encuentra en Oaxaca por don Alfredo Harp, es bueno, pero dejan sin campos al béisbol amateur”.
Dijo que ojalá Don Alfredo destine algunos otros espacios para este deporte, pues son necesarios, “no hay, está el de Santa María Ixcotel, pero es de ellos, la Liga Lic. Eduardo Vasconcelos, tiene espacios propios, la Liga Oaxaca juega en el Tequio, pero la Liga Universitaria no tiene donde jugar”.
Marcial Ramírez declaró que desde hace algunos años el anexo B, ya no se utilizaba, pues ahí se construyeron algunas aulas, luego del terremoto del 2017.
Por su parte, Arturo Cruz oriundo del barrio de Jalatlaco, dijo que los predios eran propiedad del equipo de Jalatlaco, que los cedió para la construcción de los Anexos.
Con más de 50 años en la práctica de este deporte, le ha tocado en muchas ocasiones pisar el diamante universitario, “el lugar era recreativo para la tercera edad, además, como centro de operaciones para las nuevas generaciones”.
Lamentó que con la construcción de un nuevo estadio para el béisbol profesional les quitaran un espacio a las nuevas generaciones donde van a convivir y pasar el tiempo de manera sana.
Por su parte, a través de sus redes la Liga Eduardo Vasconcelos hizo públicos los comentarios de peloteros y todas las personas al llamado rey de los deportes que han pasado por ese escenario.
Al respecto, Mario Estrada publicó lo siguiente:
¡Dice mi amigo Hugo López que “Lo bonita de la vida es q no es estática… es cambiante y justo eso está pasando… recuerdo los campos de la montealban y que pasó ya nadie se acuerda de ellos! Tiene razón, es todo un filósofo ese amigo Hugo.
Recuerdo que allí nos peleábamos los verdes de la 115 VS los guindas de la 14, una vez hasta llegó la patrulla y corrí hasta un agujero por un mezquite del otro extremo del campo B.
Recuerdo un partido de 3ª Fuerza, jugábamos en el B, mi amigo Gabino metió un batazo de foul contra los eucaliptos, al momento del batazo una gran rama cayó pesada tirando parte de la malla y un coche estacionado por fuera aplastándolo. Mera coincidencia, pero el batazo de faul más desbastador de la historia.
Recuerdo las maltratadas gradas, los tambos llenos de cervezas del amigo Chivo y su esposa.
En el último entrenamiento me parecía todavía escuchar el resonar con los ecos de aplausos y vítores de partidos pasados.
Cada rincón del campo tiene una historia que contar: el montículo del lanzador donde se han librado batallas épicas; el home plate, testigo de innumerables carreras y decisiones cruciales; y los jardines, que han visto atrapadas espectaculares y jonrones inolvidables.
Para mí, en lo personal el A y el B era un refugio, un lugar donde el tiempo se detenía y donde los problemas del mundo exterior no existían. Un lugar donde forjé amistades y gracias a Dios ningún enemigo. Un lugar donde aprendí lecciones de vida, como aquellas en donde por primera y única vez me fue a ver jugar mi santa madre y nada más Don Pancho de Mecánica San Luis no me metió a jugar: Aprendí a jugar sin porra, con porra o a pesar de la porra o que me mandaran a la porra y mandar a la porra.
La experimentación pura del beisbol cuando iba a ver cualquier partido, de cualquier fuerza de cualquier domingo a equipos como Universidad, Fapatux, Centro Fierrero, Triplay, Venados, Paperos, Cachorros, Focopo, Odontología, Derecho… cientos de jugadores como Roman, Toño, Che Luis, “El Tripa”, Kauffman, Don Pedro, Nemorio, Zamudio, Vini, Chino Ramos, Milla, Calaca, Superman, Manotas, Benja, Don Gil, Guayabito… cientos, quizás miles.
La nostalgia del A y el B, no solo reside en los grandes momentos, sino también en los pequeños detalles: el sonido del aluminio al golpear la pelota, el atardecer casi ya oscuro de los juegos programados de 3ª fuerza a las 3 de la tarde, el sonido de las tablas apolilladas de las improvisadas gradas, y muchas otras cosas que solo un verdadero amante del béisbol puede entender.
Se nos va otro campo a los amateurs, nos quitaron el de Candiani, el que estaba en CU, el A y el B, todos los campitos del Carlos, y uno en el Antiguo Aeropuerto. Se nos van los campos y con ellos esos espacios dominicales que formaron parte de nuestra vida beisbolera.
Démosle paso a lo nuevo, total, ese campo ya era de todo: feria, estacionamiento, prepa y medio campo de beisbol”.