El Real Madrid, dominador de las tres últimas ediciones de Champions, inició un nuevo camino a la historia con una exhibición de fuerza en su mejor encuentro con Lopetegui, con un futbol coral que atropelló a un semifinalista de la pasada edición, la Roma, tumbado por Isco, Bale y Mariano.
El arranque del rey de Europa no decepcionó. Una nueva era sin Cristiano Ronaldo nació en un Santiago Bernabéu donde la Liga de Campeones siempre tiene un sabor especial. Mientras el portugués se marchaba expulsado entre lágrimas de Mestalla, en su antigua casa sus excompañeros daban espectáculo con un juego coral y solidario, un bloque unido en el que brillan muchos y demuestran que el Real Madrid no ha perdido potencial.
Hasta dieciséis remates madridistas precedieron al primer gol. Cuando Robin Olsen se erigía como el héroe de la noche y clavado sobre el césped, seguía con la mirada el toque de magia de Isco de falta. Suave para caer muerto a la red tras superar la barrera y hacer justicia en el último suspiro del primer acto.
Se mantuvo en pie lo que pudo el conjunto italiano.
Tan cómodo con el balón como al contragolpe, la sentencia llegó con espacios que devora Bale en una acción que lo define a la perfección. Había perdonado la primera contra, el travesaño evitaba su tanto en otra ocasión y a la tercera, tras mostrar su velocidad punta, definió pegado al poste imparable para Olsen.
Mientras, Keylor seguía a lo suyo con tres paradas más que frenaban cualquier atisbo de reacción italiana y Olsen se lucía ante Kroos y evitando el tanto de la noche. Asensio dejaba una ruleta en área chica y tocaba con delicadeza el balón buscando el broche que puso Mariano mostrando su hambre de éxito, con rosca a la escuadra, en una noche de esperanza renovada para el campeón.