"Doy la vida por cada bebé": Yolanda Bautista, partera
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“Doy la vida por cada bebé”: Yolanda Bautista, partera

En Santa Cruz Xoxocotlán, Yolanda, una partera tradicional de 63 años de edad, actualmente atiende y acompaña a 14 mujeres embarazadas.


“Doy la vida por cada bebé”: Yolanda Bautista, partera | El Imparcial de Oaxaca

“Doy mi vida por cada bebé o por una mujer embarazada, no pongo en riesgo la vida de nadie”, soltó con lágrimas en los ojos Yolanda Bautista Hernández, una partera tradicional por la emoción de conectar con la vida desde las entrañas de una mujer y ayudarlas en este proceso.

A los 14 años de edad, de manera fortuita, en los caminos accidentados de la Sierra Juárez, la señora tuvo su prueba más grande al atender el nacimiento de su sobrino, un hijo de su prima.

Aunque desde pequeña era ayudante de sus abuelas, materna y paterna porque ellas se dedicaron a esta actividad, no sabía ni había visto un alumbramiento como tal.

En la colonia La Paz en Santa Cruz Xoxocotlán, Yolanda de 63 años de edad, ofrece actualmente seguimiento a 14 mujeres embarazadas, pero no solo se trata de atenderlas y ver la posición del bebé, es establecer una relación humana, de sentimiento y acompañamiento.

Desde 1991 cada 5 de mayo se celebra el Día Internacional de la Partera, Matrona o Comadrona, a iniciativa de la Confederación Internacional de Matronas para resaltar su importancia en la salud de sus naciones. Actualmente se celebra en más de 50 países incluyendo México.

En este 2018 el tema es: Parteras liderando el camino con una atención de calidad.

Sin embargo, aunque las instancias gubernamentales hablan del impulso del parto natural, en Oaxaca se quedan cortas porque no existe real impulso, señaló.

“Acá no apoyan, nosotras tenemos que informar por cada parto, pero todo lo que dicen se queda en palabras”, dijo.

LA CESÁREA GENERA VIOLENCIA

La señora, con 43 años de ser partera, se pronunció en contra de la cesárea innecesaria porque es arrebatar la vida en un instante. “El cordón umbilical es la conexión entre el bebé y su mamá, con una cesárea los desprenden de esta relación generando violencia desde el nacimiento”, externó.

Pero, además de esto, el parto natural hace menos susceptible a los menores a las enfermedades congénitas, como diabetes e hipertensión u otras patologías prevenibles desde el nacimiento.

Es ahí donde radica el trabajo antes, durante y después del parto con las embarazadas para que vayan asumiendo esta decisión y en la mayoría de las ocasiones involucra al papá en el proceso.

No obstante, aunque defiende su trabajo, de llegar a observar una situación crítica, la partera opta por acudir a la instancia hospitalaria. “Primero me muero yo y después un bebé o una mamá, imagínese la carga de conciencia”, confesó.

Si Yolanda se percata que han pasado 12 horas de trabajo de parto sin dilatación, traslada a la embarazada al hospital o si existen síntomas de alerta, urgentemente toma previsiones porque no arriesgará a nadie.

Bautista Hernández, dentro de su trayectoria, ha compartido partos con ginecólogos, aquellos que permiten la experiencia entre un proceso natural y los adelantos de la ciencia.

Sin embargo, dijo que hay pocos médicos con dicha visión.

BEBÉ CON CORDÓN ENROLLADO NO ES SINÓNIMO DE CESÁREA

Ayer llegó Kary, una joven de 24 años de edad, en un proceso de la tercera gestación. El bebé de la mujer trae enrollado su cordón umbilical, situación de riesgo para cualquier médico y quienes recomendarían una cesárea y no el parto normal.

Contrario a eso, Yolanda Bautista empleó la técnica con un rebozo para darle vuelta a la niña -para ellas no se trata de un producto, se trata de un bebé ya listo para nacer-, unta a la mamá un poco de pomada de hiervas calientes en la espalda.

Para esta rama de atención, un bebé en el vientre de su mamá puede enrollarse producto de los problemas emocionales o de las desesperaciones en las que se encuentra la progenitora.

“Todo lo sienten, todo lo perciben y hasta no quieren nacer porque se conectan por medio del cordón umbilical”, expresó.

Y para desenredar a la nena, utilizará un dedo en el momento del parto, aprovechando el proceso de contracción de las mamás y el proceso giratorio que vaya teniendo.

“Ella ya está esperando días, hay que ponerle calientito porque el bebé también quiere sentirlo”, dice, mientras estaba presionando la espalda-cadera de Kary con la pomada.

En medio de un cuarto pequeño, tipo consultorio, la partera tradicional, tiene lo elemental: una cama de madera, sillas, imágenes religiosas –por la fe que se debe tener a esta atención- y un palo de lluvia, este formando por una pieza de bambú con varias semillas adentro para relajar a las personas.

“Esta niña trae consigo un proceso muy doloroso y difícil en su vida, hay que apapacharla, quererla y guiarla para un buen parto”, externó la señora con cierto amor de madre hacia la mujer que estaba atendiendo.

“Ya tiene hambre, se está moviendo”, comentó al poner sus manos calientitas en el estómago de Kary.

Pese a este proceso, Yolanda también recomendó a la mujer que se realice ultrasonidos y si se le presenta alguna complicación grave la trasladará al hospital, porque no arriesgaría a nadie.

La partera curó a la embarazada de una anemia que presentaba en un principio con base al apio, perejil, el betabel, la papaya, entre otros productos naturales.

Y es que para ella, las hierbas son sus principales herramientas, con los que prepara un nacimiento, como el brebaje que les da a tomar a las mujeres. Ella usa carrizo, árnica, guayaba, chamizo, para el baño de la mujer y de infusión tiene de base el hinojo con canela, entre otros.


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