Un hombre identificado como F.M. fue detenido en días recientes tras ser señalado como probable responsable del delito de tentativa de feminicidio en agravio de una mujer identificada con las iniciales G.C.A.V., quien fue atacada con un objeto punzocortante mientras caminaba por calles del municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la región de la Sierra Sur de Oaxaca.
El violento suceso ocurrió el pasado 5 de marzo de 2024. Cuando la víctima fue perseguida y agredida físicamente por su presunto atacante, quien le causó múltiples lesiones con un arma blanca. Gracias a su fortaleza física y a la intervención de terceros, la mujer logró sobrevivir, aunque con heridas de consideración.
VIOLENCIA QUE NO CEDE: UNA REALIDAD EN OAXACA
Este caso se suma a una preocupante realidad: la persistente violencia feminicida que atraviesa no solo Oaxaca, sino gran parte del país. La agresión ocurrida en plena vía pública, en un contexto cotidiano, refleja la vulnerabilidad en la que muchas mujeres viven día a día. Incluso en espacios donde deberían sentirse seguras.
Luego, la rápida intervención de las autoridades derivó en la apertura de una carpeta de investigación- Posteriormente, en la solicitud de una orden de aprehensión contra el presunto agresor. Más tarde, elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) lograron su detención y pusieron al individuo a disposición de la autoridad correspondiente.
LA JUSTICIA COMO HERRAMIENTA, NO COMO CONSUELO
Por otra parte, si la captura del agresor representa un paso hacia la justicia, el hecho mismo —la brutalidad del ataque y la frecuencia de estos casos— obliga a una reflexión más profunda. No basta con castigar: es urgente prevenir.
Además, la impunidad, los estereotipos de género, la falta de acceso a redes de apoyo y una cultura de violencia estructural siguen siendo factores que facilitan este tipo de crímenes. Las mujeres no solo están expuestas a la agresión física, sino también a un sistema que muchas veces tarda en protegerlas y responder con eficacia.
MÁS ALLÁ DEL DISCURSO: EXIGENCIA SOCIAL DE CAMBIO
Casos como el de G.C.A.V. nos recuerdan que la violencia feminicida no distingue edad, clase social ni territorio. Además, ocurre en zonas urbanas y rurales, en hogares y calles, a plena luz del día o en la oscuridad de la noche.
Si bien se reconocen los esfuerzos institucionales por procurar justicia con perspectiva de género, la exigencia ciudadana va más allá: implica garantizar entornos seguros, fortalecer políticas de prevención y acompañamiento a víctimas. Y sobre todo, actuar con celeridad antes de que la violencia escale hasta el intento o consumación de un feminicidio.
LA VIDA DE UNA MUJER NO PUEDE DEPENDER DE LA SUERTE
La víctima de Miahuatlán sobrevivió, pero no todas lo logran. No se trata de hechos aislados, sino de una emergencia nacional que requiere voluntad política y recursos. Así como una sociedad vigilante y comprometida. No se puede normalizar que caminar por la calle sea un acto de riesgo para una mujer. No podemos acostumbrarnos.
Mientras tanto, la justicia debe operar con toda su fuerza. La vida y la dignidad de las mujeres no pueden depender de si el agresor es detenido a tiempo o no. Se requiere un cambio estructural y una respuesta firme, sostenida y sensible. Porque vivir sin miedo debería ser un derecho, no un privilegio.