El último adiós a “El Gavilancillo”
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El último adiós a “El Gavilancillo”

Una multitud realizó un ritual de despedida en el espacio donde murió el montador.


Misa de cuerpo presente y en medio de una gran algarabía reunidos jinetes, payasos de rodeo, ganaderos, familiares, amigos y conocidos despidieron al gavilancillo.

Ayer a las 16:00 horas, la iglesia de Santo Domingo, Tlaltinango abrió sus puertas para recibir a Edgar Iván López Centeno, conocido en el mundo del jaripeo como “El GAVILANCILLO”, quien perdiera a vida la noche del domingo tras una monta sensacional.

Aunque vivió en Tlaltinango y dijo ser de la libertad Xochimilco, ayer el jinete fue despedido en la localidad que sirvió como su segundo hogar, pues ahí tenía a su familia.

La del domingo no era una monta cualquiera, dijeron quienes saben del arte del jaripeo, pues ésta estaba dedicada a la madrina mayor.
En un vaivén del toro, el jinete cayó quedando a merced de sus pisadas y patadas, siendo alcanzado por uno de sus pesados golpes, los cuales fueron certeros.

Inconsciente fue llevado a un nosocomio cercano y durante el trayecto la noticia sacudió el ruedo, fueron notificados que había muerto.
El hombre dedicado al jaripeo, según sus conocidos, se había retirado de la actividad y volvió para morir en ella, parece ser que su destino estaba escrito.

“Otra partida más y muy dolorosa para la familia y el ambiente del jaripeo”, aseguraron quienes lo conocieron.

Perteneció a una de las más grandes palomillas del estado de Oaxaca, como lo fueron los elegantes de Oaxaca.

Le sobreviven 4 hijos, una adolescente de 17 años, una niña de 7 años, un varón de 9 años y un bebé de un año dos meses de edad, así como su esposa Yadira América Ortega Morales.

La muerte de “El gavilancillo” enlutó a la Soledad Xochimilco, así como a los que aman el arte taurino.

Ayer después de la misa de cuerpo presente, el cortejo fúnebre avanzó hacia su última morada.

Con porras, aplausos y llanto mezclado con alegría y sonrisas, los asistentes dieron el último adiós al jinete.

El ataúd al fondo y sobre él flores, un sombrero, estandartes y los aplausos de su público.

Ya en el campo santo, la tierra fue cubriendo el ataúd y en el descanso municipal de la Libertad Xochimilco, quedaba sepultada una historia más de los jaripeos.

“Descanse en paz Edgar Iván López Centeno ´El Gavilancillo´ montador de antaño en el estilo Colima”, se dejó escuchar entre la multitud y al unísono dieron el último pase de lista.

Mientras era sepultado la música de viento interpretó la melodía que supuestamente más le gustaba: “La Marciana”.


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