Pasa el tiempo y a pesar de los constantes llamados a recuperar el río Atoyac poco o nada se ha hecho, lo cual obliga a insistir en la necesidad de decorarlo como área natural y cultural estatal protegida y, en consecuencia, se realicen las acciones legales, ambientales y sociales necesarias para asegurar su integridad y saneamiento.
Ante los elevados índices de contaminación en el río Atoyac, no se pueden seguir posponiendo acciones para alcanzar ese objetivo. Se siguen tirando las aguas negras por parte de diversos asentamientos humanos, los cuales provocan severos problemas en el medio ambiente, por ello se mantienen su exigencia al municipio de Oaxaca de Juárez para que implemente un plan de rescate integral y el estudio de impacto ambiental que ya aprobó el cabildo.
Es necesario que se cumpla el compromiso de llevar a cabo un estudio para verificar el grado de contaminación, con la finalidad de que apliquen acciones para lograr un rescate. Es muy severo el impacto que ha ocasionado la basura y todo tipo de desechos en los mantos freáticos.
Determinar el grado de contaminación de los mantos freáticos por los lixiviados de metales pesados como el plomo o el cadmio, pues además pueden afectarse otros municipios conurbados. Detener y evitar que el Atoyac siga recibiendo descargas de agua residual de drenaje, residuos industriales y de lixiviados por los desechos que se siguen arrojando de manera indiscriminada ya no admite demora.
Aunado a lo anterior se debe detener la extracción de material pétreo, la cual impide que el agua sea filtrada y, por lo tanto, resulta más difícil su recuperación natural, ante lo cual se ha solicitado la intervención de las autoridades del ramo, desde estatales como federales y municipales.
Desterrar violencia
El respeto a la vida y a la dignidad de las mujeres es un derecho humano que debe ser respetado, garantizado y promovido por todas las autoridades. Además, entendido por todas las personas como signo vital de una sociedad justa y democrática, lo que es en esencia una auténtica cultura de los derechos humanos y un refinamiento en las relaciones sociales.
Ante los recientes hechos delictivos contra las mujeres es urgente la creación de políticas públicas que garanticen un entorno de seguridad progresivo en beneficio de todas las personas en el país y en nuestro estado. Aunado a ello, las cifras evidencian la continua violencia que, por razones de género, afrontan las mujeres en sus diferentes manifestaciones, como la violencia intrafamiliar, feminicidios, trata de personas y toda clase de explotación.
De estas formas de violencia sobresale por su crueldad el feminicidio, como una forma irracional y violenta de odio a la mujer por el hecho de ser mujer. El odio a la mujer por su condición de género es intolerable y hace necesaria la promoción de una cultura que tenga en cuenta la dignidad de las mujeres.
El sistema de salud puede desempeñar un papel vital en responder y prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas. Este papel incluye identificar el abuso temprano, proporcionar atención y apoyo a las sobrevivientes, y referir a las mujeres a servicios adecuados e informados dentro y fuera del sistema sanitario.
El sistema de salud también debe trabajar en colaboración con otros sectores y agencias para prevenir la violencia. Y como el abordaje de salud pública para la prevención estipula claramente, el primer paso en la prevención de la violencia es entenderla, y el sector de salud tiene un papel clave en ayudarnos a medir y comprender la violencia contra la mujer.
Al igual que en muchos lugares del mundo, los roles de género en México han ido cambiando durante las últimas décadas, desafiando prácticas y expectativas de larga data, y esto puede tener impactos divergentes en la violencia de género.