Oaxaca es conocido por ser uno de los estados más plurales y ricos culturalmente en México. Su población, compuesta por diversas comunidades indígenas como los zapotecos, mixtecos, mixe, y mazatecos, entre otros, ha integrado a lo largo del tiempo prácticas religiosas prehispánicas con tradiciones católicas, creando una riqueza espiritual única.
Esta diversidad ha permitido que la libertad de cultos se exprese de manera particular, donde las creencias ancestrales y la religión mayoritaria coexisten en un equilibrio que refleja la identidad del estado. Y si bien el catolicismo sigue siendo la religión predominante en Oaxaca, influenciado por la colonización española, esto no ha impedido el crecimiento de otras confesiones religiosas.
En las últimas décadas, se ha observado un aumento en la presencia de iglesias protestantes, evangélicas, testigos de Jehová, mormones y movimientos religiosos independientes. Este fenómeno refleja un entorno de apertura y respeto hacia las distintas manifestaciones de fe.
La libertad de cultos es uno de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Mexicana, particularmente en el artículo 24, que garantiza a todas las personas la libertad de profesar la religión de su elección, así como de participar en ceremonias, devociones y actos de culto, siempre que no constituyan un delito o una falta prevista por la ley.
A pesar de este marco de pluralidad, no está exento de desafíos. Las comunidades indígenas a veces enfrentan tensiones internas debido a la imposición de ciertas prácticas religiosas, lo que puede generar conflictos entre quienes desean mantener las tradiciones ancestrales y aquellos que prefieren adoptar nuevas creencias. Estas tensiones han llevado a casos de intolerancia y discriminación, principalmente en zonas rurales, donde la cohesión comunitaria se ve afectada por las diferencias religiosas.
Es fundamental seguir trabajando para erradicar la discriminación religiosa y asegurar que todas las personas puedan practicar libremente su fe, sin temor a represalias ni exclusión.
Faltan viviendas
La marginación es un elemento que influye significativamente en el tema de vivienda, pues deriva de la combinación de una enorme dispersión poblacional en una superficie que es en 70 por ciento montañosa, lo cual implica gran dificultad para hacer llegar la infraestructura social y productiva a las localidades, así como el encarecimiento de los bienes y servicios.
Hoy la vivienda requiere de un espacio de tierra adecuada y destinada exclusivamente para su desarrollo, contemplando accesos y los servicios de electricidad, agua y drenaje. Pocas o ninguna otra actividad genera una derrama económica tan importante, ya que impacta en 37 ramas de la economía y representa 6.4% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Por ello la importancia y la necesidad de ordenar el crecimiento de asentamientos humanos, dotarlos de equipamiento urbano, infraestructura y servicios necesarios para propiciar su desarrollo es una tarea mayor para todos quienes estamos inmersos en el tema. Los cambios en el uso de suelo afectan negativamente el desarrollo local, inciden al mismo tiempo en los índices de competitividad, debilitan el aparato productivo y lesionan negativamente la calidad de vida de las familias.
De ahí el gran reto de atender los centros urbanos que presentan obstáculos para una urbanización ordenada debido a la accidentada orografía del estado y a la carencia de infraestructura y servicios, lo que se traduce en el aislamiento y dispersión de sus asentamientos. En nuestra capital como en las principales ciudades del estado, los asentamientos espontáneos, marginales, descontrolados o informales son formas de hábitats precarios establecidos en su mayoría en zonas urbanas.
Tales asentamientos son creados por un sector de la población sin los permisos de los organismos competentes, con un reducido ingreso económico, que al construir de forma ilegal fomentan la exclusión, por ser zonas sin dotación de servicios básicos, carentes de planificación, en las que se desarrollan construcciones de manera anárquica y para las cuales no se prevén recursos de las diversas instancias gubernamentales.