Si bien cada una de las peticiones de las organizaciones sociales son diversas y deben ser encauzadas, persisten expresiones que deben tener una mayor atención. De ahí el reto de mantener diálogo directo con cada una de ellas, atendiéndolas con un apego irrestricto a la legalidad, a una ideología liberal y a una profunda convicción democrática para no ceder a presiones ni a chantajes.
Oaxaca es un mosaico de problemas y conflictos que todos los días merecen especial atención, desde los agrarios pasando por los problemas internos municipales y hasta los de carácter religioso, los cuales deben ser atendidos mediante una política de diálogo constante y apegados a la legalidad.
La gobernabilidad se centra en el resultado y la efectividad del gobierno, se refiere a la capacidad del gobierno para procesar las demandas de la sociedad, responder a ellas de manera oportuna, cumplir con sus funciones, ejercer su autoridad, controlar las acciones de los gobernados.
Un sistema sociopolítico tendrá mayor gobernabilidad en la medida en que la gobernanza funcione mejor. Los procesos de gobernanza no son simples, puesto que actúan a través de redes que permiten las relaciones entre varios actores, cada uno de ellos con un alto grado de autonomía, pero que actúan con interdependencia.
Por ello se debe insistir que nadie tiene derecho a lucrar política ni económicamente con los anhelos y la esperanza de las familias oaxaqueñas que merecen un mejor futuro y para ello se necesita que haya el firme compromiso de trabajar por mejores condiciones de desarrollo.
El Gobierno del Estado enfrenta el reto de redoblar sus esfuerzos para atender las demandas políticas y sociales que se presenten, en un ánimo de evitar que se contaminen con las expresiones que puedan surgir. Si bien el reto no es sencillo, pues todo será en la medida de las posibilidades económicas y financieras de la administración, se deberá apelar al diálogo y la conciliación con cada una de las partes involucradas para mantener canales de interlocución.
Delincuencia
La violencia y delincuencia son problemas que no tienen una expresión única, por el contrario, son situaciones complejas con múltiples causas, diversos factores de riesgo, así como con diversas manifestaciones, lo que implica que no es posible enfrentarlos sólo controlando y sancionando el delito. Pueden tener impactos en el desarrollo local, en el clima de inversión, en el capital humano y social, en la corrupción y en la confianza en el gobierno.
Los casos de delincuencia y de violencia locales representan fenómenos sociales que afectan el bienestar y la seguridad social, por lo que el incremento y a la reiteración con la que se cometen actos delictivos, sumado a la indiferencia, deriva en una sensación sobre un futuro desalentador.
Es necesario prevenirlos, es decir, abordar las causas sociales y los factores de riesgo que propician estas situaciones y si bien el enfoque de prevención es absolutamente necesario en un país como México en el que la atención se ha centrado en el combate frontal de la delincuencia. Lo que ha generado elevados costos sociales, como el incremento del temor y la percepción de inseguridad de la ciudadanía, el encierro en el espacio privado de las viviendas, el abandono del espacio público y el incremento de las medidas de seguridad.
Las causas del crimen son diversas, pero es verdad que hay una relación entre la inseguridad y el diseño, planificación y gestión urbana deficientes. Los grupos criminales operan con mayor facilidad en áreas de difícil acceso. Contar con calles bien diseñadas y con una buena infraestructura, facilita la vigilancia y también la rápida acción policiaca. El espacio público en buen estado crea un sentido de identidad social. Fomentar su uso para actividades que beneficien el desarrollo de la comunidad, como el arte y el deporte, desincentiva a la delincuencia. Por eso, la inseguridad es actualmente una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, y todos los sectores de la sociedad civil exigen acciones públicas eficaces.