Contar con medicamentos en forma oportuna es una de las demandas más sensibles de la población, por lo que el gobierno mexicano decidió cambiar el esquema de compras públicas en 2020 con el objetivo de combatir la concentración de proveedores y garantizar el abasto oportuno de medicamentos de mejor calidad a menor precio.
Esta nueva estrategia implicó la transferencia de la responsabilidad de la Oficialía Mayor de Hacienda al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). La Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) brindó asistencia técnica al Insabi a fin de llevar a cabo las compras consolidadas de medicamentos.
Sin embargo, los principales desafíos observados son la planeación de adquisiciones, la coordinación entre almacenes centrales, regionales e institucionales, y el registro de entradas y salidas de piezas.
En Oaxaca, el proyecto de Megafarmacia no funciona a casi un año de ponerse en marcha en el país, porque apenas un medicamento se envió a la entidad por medio de este sistema federal. Si bien, la consigna de operación es la entrega de medicamentos en menos de 48 horas, la única solicitud que envió el estado mostró un retraso en la fecha de entrega de hasta cuatro días, tal y como lo revelan los registros de la federación.
La puesta en marcha de la Megafarmacia no ha sido útil en la entidad, pese a que en reiteradas ocasiones personal de diversas instituciones como el Hospital General “Dr. Aurelio Valdivieso”, señalan un constante desabasto de medicamentos. Ante la falta de medicinas en las diferentes instituciones de salud, son los usuarios o derechohabientes los que deben solicitar las claves a la Megafarmacia, mas no las mismas instituciones como el IMSS, ISSSTE o los Servicios de Salud-IMSS Bienestar.
Sin duda, el gran reto es el funcionamiento y la maquinaria de abasto y distribución de los insumos y tener un inventario de claves actualizado cada semana, así como un nuevo sistema de trazabilidad para dar seguimiento a los medicamentos que deben recibir los pacientes de manera gratuita durante 2025 y 2026.
Adultos mayores
En la medida que avanza el proceso de envejecimiento se harán más pronunciadas las diferencias entre entidades federativas. Sin embargo, en 2030 sólo tres entidades tendrán una proporción de adultos mayores menor a 15 por ciento, y en dos entidades —Veracruz y Ciudad de México— el porcentaje será superior a 20.
Cada día, 2 mil 332 personas alcanzan la edad de adultos mayores, grupo que en breve tendrá la tasa más elevada de crecimiento. Para 2050, 21.5 por ciento de la población mexicana, 32 millones, será de 60 años o más. En nuestro país la baja fecundidad y las ganancias en la esperanza de vida han ocasionado que la población comience a envejecer y, en menos de 50 años, se convierta en un país con una importante proporción de adultos mayores.
La esperanza de vida es en la actualidad de 79.9 años (72.3 años para los hombres y 77.7 para las mujeres) y continúa en aumento, aunque a un ritmo mucho menor al observado al comienzo de la transición demográfica. Los ritmos diferentes del envejecimiento entre las entidades federativas se deben no sólo a que tienen distinto grado de avance en su transición demográfica, sino también al efecto de la migración, tanto entre los estados como hacia el exterior del país.
Dentro las implicaciones del proceso de envejecimiento se encuentran, además de las atribuibles a la edad, los patrones sociales, culturales y ambientales que afectan el desarrollo de este grupo de población.
La vejez es la etapa de la vida en donde se establece disfrutar de los beneficios alcanzados en el ámbito laboral, económico, familiar y social siendo en esta sección el tema que nos interesa mostrar, por ello se presentan diversos indicadores sociodemográficos que atañen a la población adulta mayor, se considera a la población de 60 años y más de edad para dar cuenta del proceso de envejecimiento que enfrenta el país.
En estados al igual que en el medio rural, gran parte de la población en edad laboral emigra, lo que genera un proceso de envejecimiento demográfico atípico, en el que la población se va componiendo de adultos mayores y niños.