La elección de Estados Unidos atrae toda la atención del mundo, especialmente la de México por su vecindad con esta nación.
Se trata de un proceso electoral atípico, ya que no es como en la mayoría de los países del mundo democrático, donde el que obtiene más votos gana. Estados Unidos mantiene desde sus primeros pasos como nación, un sistema de colegios electorales que cuentan con votos, según la población de cada estado.
En el vecino país son muchas las cosas que difieren con otras naciones. De inicio se vota en martes, mientras que en otros países se hace tradicionalmente un domingo.
Las campañas que culminaron en las urnas han sido sumamente polémicas, por inicio de cuentas la contienda sería entre el actual presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump. Uno que rebasa los ochenta años y el otro que se acerca a esa cifra. Un mal desempeño de Biden durante un debate lo bajó de la contienda y entró de emergente Kamala Harris, la vicepresidenta demócrata.
La sola nominación de Harris despertó el entusiasmo de los demócratas que veían como Trump supera en todas las encuestas a Biden e hizo que los números se emparejaran.
Harris se presentó como una opción diferente, siendo la segunda mujer en competir por el lado demócrata y coincidentemente contra Trump. Hillary Clinton perdió hace ocho años, a pesar de haber sacado tres millones de votos más que Trump.
La presencia de Kamala atrajo grandes simpatías y dinero con lo que abrió esperanzas a los simpatizantes del Partido Demócrata para mantener la presidencia bajo el control de una militante.
Durante las campañas se produjo un episodio que tuvo mucha resonancia: un atentado en contra del candidato republicano, un disparo con rifle de alto poder que por un reflejo del candidato evitó pegar de forma directa a su humanidad.
Más adelante, otro intento de atentado que nunca fue aclarado creó incertidumbre entre la población.
Finalmente, llegó el día cero y los estadounidenses y sus colegios electorales podrán saber quién será su próximo presidente por un periodo de cuatro años.
De ganar Trump sería todo un éxito para un candidato que fue derrotado en su intento de reelección hace cuatro años y su derrota significó un acto sorprendente de asalto al capitolio, y si pierde podría suscitarse algo nuevamente inédito en la historia de Estados Unidos, ya que muchos consideran que no reconocería su derrota.
En el caso de triunfo de Kamala, se convertiría en la primera mujer presidenta (con A) del país más poderoso del planeta y lograría lo que no pudo Hillary Clinton hace ocho años.
La elección se antoja sumamente cerrada y los llamados estados bisagra habrán de definir la moneda en favor de uno u otro.
Sin importar el nombre de quien gane, en medio estarán una serie de situaciones que tendrán repercusiones en el mundo, especialmente, en México, pero resonancia en toda América Latina.
La política que ejercerá uno y otro con respecto a su vecino del sur se anticipa difícil, sobresaliendo la revisión del Tratado de Libre Comercio.
El aspecto de política migratoria también mantiene en suspenso a los países y las relaciones con China, Rusia, Israel y otras naciones habrá que verse qué rumbo toma.
Por lo pronto, los estadounidenses ya votaron con anticipación en una cifra que supera los 70 millones de votos, aunque se desconoce el resultado.
Esperemos que gane quien gane, el resultado no incida en la relación bilateral entre México y Estados Unidos.
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En México se vivió una jornada trascendente, pues se analizó el proyecto del ministro de la Corte, Juan Luis González Alcántara Carrancá, para modificar la reforma judicial, una parte de la cual considera inconstitucional. El proyecto planteaba invalidar la elección por voto popular de jueces y magistrados, pero avalar la de ministros de la Corte; sin embargo, este no obtuvo los 8 votos que requería para ser aprobado.