Covid-19, no es artificio
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Editorial

Covid-19, no es artificio

 


Llama la atención la ignorancia o la torpeza que siguen vigentes en diversos sectores de la sociedad, en donde se insiste en que la pandemia del coronavirus o Covid-19 no existe; que es una invención. Hay poblaciones como Juchitán de Zaragoza y aún en la capital oaxaqueña, en donde la ciudadanía pretende hacer su vida con normalidad, pese a los llamados constantes de las autoridades; las labores de convencimiento de la Policía Municipal; los mecanismos restrictivos y la intensa campaña publicitaria. Los hay y muchos, que no tienen alternativa más que salir a trabajar, en el transporte, los mercados, los servicios municipales, etc., pero lo hay también, que se les ve sacando a pasear al perro o simplemente vagando por las calles. Es evidente, asimismo que, en la capital y otras ciudades menores del interior del estado, la mendicidad y de personas en situación de calle ha crecido. 

La población de indigentes que, gobiernos locales van y gobiernos vienen y nunca le han dado una solución, es la más expuesta al contagio. Viven en la calle, en los mercados, en las atarjeas y debajo de puentes. Alcohólicos crónicos que pernoctan en parques y jardines, para quienes la vida ya no tiene sentido, pero que pueden ser fuente de contagio. Ahí es totalmente comprensible que tomen la contingencia sanitaria como si fuera un juego; como si el mal no existiera. Sin embargo, es sorprendente que personas que se presume tienen fuentes de información cotidiana, recurran al artificio de que la pandemia es una ficción; que es una invención del gobierno y, por tanto, se niegan a cumplir con los protocolos de la sana distancia, el uso del cubre-bocas o el constante aseo de manos y cuerpo.

Con el amparo concedido por un juez de Distrito para que no haya sanciones a las personas que no porten el cubre-boca, la situación de movilidad se relajó aún más. El pasado jueves, luego de que elementos del H. Cuerpo de Bomberos realizara labores de limpieza y desinfección en las principales calles del Centro Histórico, asemejando hormigas llegaron los comerciantes en la vía pública, que han hecho de dicho espacio su propiedad, para instalarse de nueva cuenta, en abierto desafío a los llamados del gobernador Alejandro Murat y de las autoridades sanitarias. Cientos de comerciantes que, en verdad han visto su situación económica hecha un desastre, abrieron las puertas de sus negocios, con el ofrecimiento de cumplir puntualmente con las instrucciones para evitar más contagios.

¿Y la Ley Estatal de Educación?

Según los tiempos del Congreso federal, este 15 de mayo se vence el plazo para que la LXIV Legislatura local haya aprobado y armonizado ya la Ley Estatal de Educación con la ley federal. Sin embargo, lo único que ha trascendido es que la bancada mayoritaria en dicho órgano, la del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), está sumergida en una de sus clásicas desavenencias, conflicto interno y fractura. Sólo así se explica que mientras la Comisión de Educación, que forman al menos cuatro legisladoras (es) de dicho partido mayoritario lanzó su iniciativa, sin consultar, sin dar a conocer el contenido, en pleno período de receso legislativo, al menos diez de sus colegas le hayan revirado, desconociendo la citada iniciativa. De inmediato, los que la habían propuesto no sólo recularon, sino cínicamente se desentendieron de la misma, dando a la sociedad oaxaqueña una pésima lectura de celeridad e ignorancia.  

Después del fiasco político que cometieron sus compañeros, los opositores de su mismo partido y bancada, argumentaron que la ley en cuestión tenía que ser un instrumento debidamente consensuado con el magisterio oaxaqueño y en función de la línea del presidente Andrés Manuel López Obrador. Poco después, en una reunión sostenida por los y las legisladoras del multicitado partido, se acordó llevar a cabo mesas y foros de discusión, con la participación del magisterio afiliado a la Sección 22. Éste, acostumbrado a la realización de consultas y arrastrando un histórico asambleísmo, buscará de todas formas imponer su criterio y los contenidos del Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO). El problema es que, en plena contingencia, ya no tienen ni tiempo ni los instrumentos necesarios para llevar a cabo las famosas consultas.

El Congreso del Estado –y ello hay que decirlo sin cortapisas- se ha enfrascado en disputas internas, no entre los diputados de las diversas fracciones ahí representadas, sino entre la bancada de Morena. No están cumpliendo ni con el encargo que les otorgó el voto popular, ni con sus correligionarios ni, mucho menos, con el pueblo oaxaqueño. Hay razón pues de que el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), lo haya catalogada como uno de los más onerosos, improductivos y –voraces, agregamos nosotros- de cuantos existen en el país. El tiempo se les acaba para armonizar y aprobar la ley, y siguen con sus fisuras internas.


aa

 

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