Urge realizar estudios y análisis de crecimiento poblacional que permitan planear el crecimiento a corto y mediano plazo de nuestras ciudades y quedar asentados en los Planes de Desarrollo Urbano. Las principales ciudades de Oaxaca presentan un crecimiento desordenado que ocasiona cambios en el uso de suelo, afectan negativamente el desarrollo local, inciden al mismo tiempo en los índices de competitividad, debilitan el aparato productivo y lesionan negativamente la calidad de vida de las familias.
Otros centros urbanos de menor dimensión presentan obstáculos para una urbanización ordenada debido a la accidentada orografía del estado y a la carencia de infraestructura y servicios, lo que se traduce en el aislamiento y dispersión de sus asentamientos.
Los oaxaqueños enfrentan diversos retos de servicios básicos como la basura, el abastecimiento de agua potable y drenaje que se encuentran rebasados, principalmente en las nuevas colonias populares. Las mismas autoridades han permitido el crecimiento desordenado de la ciudad, viviendas construidas en laderas de los cerros, en las orillas de los arroyos y ríos, lo que representa un riesgo para los mismos habitantes.
Al margen de que la red de tubería para el agua potable y de drenaje ya están obsoletas, fugas por todas partes porque no se han cambiado o no se hicieron conforme aumenta la población. Aunado a lo anterior, el crecimiento anárquico de las ciudades, a la luz de las invasiones urbanas movidas por la necesidad y la permisión de las autoridades, continúa condicionando el desarrollo de las urbes y afectando espacios reservados para el cuidado ambiental.
Si bien, los municipios son los que están facultados para realizar el ordenamiento territorial que se requiere para su urbanización de acuerdo con las condiciones demográficas y económicas, no existe como tal una normatividad que sustente y fundamente los constantes cambios de uso de suelo.
Transporte olvidado
Las rutas del transporte urbano en la ciudad de Oaxaca están saturadas, en algunas de ellas la oferta supera hasta en 68 por ciento la demanda de pasajeros, sin que hasta ahora se hayan definido lineamientos que permitan incrementar la calidad y eficiencia del sistema de movilidad urbana. Si en verdad se desea mejorar el sistema del transporte público se han planteado diversas alternativas de solución, desde mantener las rutas actuales, pero racionalizar la oferta.
Como la reorganización de las rutas; un sistema integrado tronco-alimentado con carriles exclusivos, estaciones de integración y estaciones intermedias, y finalmente, un sistema combinado —troncales, alimentadores, directos, con carriles exclusivos, estaciones de integración, estaciones intermedias donde se requiera.
Al igual que muchos otros proyectos, se han invertido cantidades industriales de dinero sin que exista algo concreto, lo que sí es una realidad son nuestras calles saturadas y congestionadas por los camiones, Ahí están 20 de noviembre, Porfirio Díaz, la Calzada Niños Héroes de Chapultepec, Crespo, Tinoco y Palacios, carretera Internacional Norte, Calzada Heroico Colegio Militar, Prolongación Valerio Trujano, Calzada Francisco I. Madero, Avenida Eduardo Mata y muchas más.
Los oaxaqueños seguimos padeciendo un pésimo servicio de transporte que desde hace décadas no se transforma, no cumple con una evaluación físico mecánica para levantar un censo y un diagnóstico, antes de determinar su retiro definitivo de la circulación. Al paso del tiempo, los oaxaqueños se han resignado a tener un servicio pésimo, sin que ninguna autoridad acuda en su auxilio.
El transporte público tiene problemas en cuanto a certidumbre y confort. La primera tiene que ver con la organización de los viajes en el día y la segunda en saber el tiempo que se hacen en el trayecto. Para la gente, esto significa que no sabe cuándo pasará el transporte, ni la certeza de que, al tomarlo, harán un tiempo fijo todos los días.