El ambiente de inseguridad y violencia se acentúa en Oaxaca tras los últimos sucesos registrados, desde la desaparición y muerte de un grupo de jóvenes originarios de Tlaxcala, durante su estancia en Santa María Huatulco, hasta la ejecución de dos personas y cuyos cuerpos fueron arrojados debajo del puente Porfirio Díaz en la capital.
Además, transportistas que diariamente transitan por la supercarretera 135-D, denunciaron que a pesar de la presencia de los elementos de la Guardia Nacional, no cesan los asaltos y robos, principalmente en su tramo Cuacnopalan-Oaxaca.
Representantes de la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (AMOTAC), consideran esta vía de comunicación como una de las más peligrosas en el sur del país con la comisión de dos a tres asaltos por semana.
Ante tales condiciones, representantes del sector empresarial coincidieron que la inseguridad en Oaxaca ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, los índices de violencia y delincuencia continúan en ascenso, afectando a miles de ciudadanos que viven con temor diario.
“Robos, homicidios, extorsiones y desapariciones forman parte de un panorama cada vez más desolador, donde la impunidad y la corrupción contribuyen a agravar la situación”, coincidieron en advertir.
Uno de los principales problemas es la falta de una estrategia efectiva para combatir la delincuencia. Las fuerzas de seguridad, muchas veces mal equipadas y con escasos recursos, no logran hacer frente a grupos criminales que operan con total impunidad.
Además, la colusión entre algunas autoridades y el crimen organizado ha permitido que estos grupos se fortalezcan, generando un clima de desconfianza en las instituciones.
La violencia no solo se concentra en las ciudades, sino que también se ha extendido a comunidades rurales, donde conflictos agrarios, disputas territoriales y la presencia del narcotráfico han provocado enfrentamientos mortales.
Aunque Oaxaca sigue siendo un destino atractivo, los hechos de violencia generan incertidumbre en visitantes y empresarios, quienes temen que la inseguridad termine por afectar aún más la economía local.
En este escenario de violencia se inserta la agresión a representantes de los medios de comunicación, como sucedió con el periodista Álvaro Cuitláhuac López y de su familia a manos de agentes estatales de Investigaciones (AEI) de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO).
El propio comunicador documentó que hasta el momento la Fiscalía no ha presentado la supuesta orden de cateo que debían llevar los agentes estatales para poder ingresar a una propiedad privada y señaló que teme por su integridad y la de su familia.
La Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), en el marco de sus atribuciones y facultades, tuvo comunicación directa con un familiar de los agraviados por lo tanto se inició el expediente DDHPO/0357/(01)/OAX/2025.
Ante lo sucedido, hizo un enérgico llamado a las autoridades a conducirse con el mayor respeto a los derechos humanos de todas las personas.
A esto se agrega otro acto de brutalidad policíaca, protagonizado por la Policía Estatal en contra de un menor de edad. Todo se suscitó debido a que el chico siguió patinando en el Parque Primavera durante la visita e inspección del Gobernador Salomón Jara al área de esparcimiento.